Deuteronomio: junio 2014

Vistas de página en total

Translate

domingo, 8 de junio de 2014

Deuteronomio

Libro quinto de Moisés


Deuteronomio (Dt) 34 Capitulos


Autor: Moisés, de acuerdo con la tradición
Tema: La obediencia trae bendición; la desobediencia maldición
Palabras clave: Pacto, obediencia, bendición, maldición




Deuteronomio capítulo 1
[1] Palabras que dijo Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, es decir, en el desierto o estepa que hay frente a Espadaña, entre Farán a un lado y Tofel, Labán, Jaserot y Dizahab al otro lado; [2] son once jornadas desde el Horeb hasta Cades Barne, pasando por la sierra de Seír. [3] Era el día primero del undécimo mes del año cuarenta cuando Moisés se dirigió a los israelitas por encargo del Señor. [4] O sea, después de la derrota de Sijón, rey amorreo que residía en Jesbón, y de Og, rey de Basán, que residía en Astarot, en Edrey. [5] Allende el Jordán, en territorio moabita, Moisés comenzó a inculcar esta ley, diciendo así: [6] ---El Señor nuestro Dios nos dijo en el Horeb: Basta ya de vivir en estas montañas. [7] Poneos en camino y dirigíos a las montañas amorreas y a las poblaciones vecinas de la estepa, la sierra, la Sefela, el Negueb y la costa. O sea, el territorio cananeo, el Líbano y hasta el río grande, el Éufrates. [8] Mira, ahí delante te he puesto la tierra; entra a tomar posesión de la tierra que el Señor prometió darles a vuestros padres, y después a su descendencia. [9] Entonces yo os dije: Yo solo no doy abasto con vosotros, [10] porque el Señor, vuestro Dios, os ha multiplicado y hoy son más numerosos que las estrellas del cielo. [11] Que el Señor, vuestro Dios, os haga crecer mil veces más, bendiciéndoos como os ha prometido; [12] pero, ¿cómo voy a soportar yo solo vuestra carga, vuestros asuntos y pleitos? [13] Elegid de cada tribu algunos hombres hábiles, prudentes y expertos, y yo los nombraré jefes vuestros. [14] Me contestasteis que os parecía bien la propuesta. [15] Entonces yo tomé algunos hombres hábiles y expertos y los nombré jefes vuestros: para cada tribu jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y además designé alguaciles. [16] Y di a vuestros jueces las siguientes normas: Escuchad y resolved según justicia los pleitos de vuestros hermanos, entre sí o con inmigrantes. [17] No seáis parciales en la sentencia, oíd por igual a pequeños y grandes; no os dejéis intimidar por nadie, que la sentencia es de Dios. Si una causa os resulta demasiado ardua, pasádmela y yo la resolveré. [18] En la misma ocasión os mandé todo lo que teníais que hacer. [19] Así pues, dejamos el Horeb y nos encaminamos a las montañas amorreas, atravesando aquel inmenso y terrible desierto que vosotros habéis visto, y cumpliendo las órdenes del Señor llegamos a Cades Barne.[20] Entonces os dije: Habéis llegado a las montañas amorreas que el Señor, nuestro Dios, va a darnos. [21] Mira, el Señor, tu Dios, te ha puesto delante esa tierra. Sube y toma posesión, pues te la ha prometido el Dios de tus padres. No temas ni te acobardes. [22] Pero vosotros acudisteis a mí en masa y me propusisteis: Vamos a enviar por delante algunos que examinen la tierra y nos informen del camino que hemos de seguir y de las ciudades donde hemos de entrar. [23] Yo aprobé la propuesta, y escogí entre vosotros doce hombres, uno por tribu. [24] Ellos partieron, subieron a la montaña, llegaron a Najal Escol y exploraron la zona, [25] tomaron muestras de los frutos del país, bajaron y nos informaron: Es buena la tierra que el Señor, nuestro Dios, va a darnos. [26] Pero vosotros, rebelándoos contra la orden del Señor, vuestro Dios, os negasteis a subir. [27] Y os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas: Porque el Señor nos odia nos ha sacado de Egipto, para entregarnos a los amorreos y destruirnos. [28] ¡A dónde vamos a subir! Nuestros hermanos nos han acobardado con sus palabras, que la gente es más fuerte y corpulenta que nosotros, que las ciudades son enormes y sus fortificaciones más altas que el cielo, que hasta han visto anaquitas allí. [29] Yo os decía: No os aterroricéis, no les tengáis miedo. [30] El Señor, vuestro Dios, que va delante, luchará por vosotros, como ya lo hizo contra los egipcios, ante vuestros ojos. [31] Y en el desierto ya has visto que el Señor, tu Dios, te ha llevado como a un hijo por todo el camino hasta llegar aquí. [32] Pero ni por ésas creísteis al Señor, vuestro Dios, que había ido por delante buscándoos lugar donde acampar, [33] de noche os marcaba el camino con un fuego; de día, con una nube. [34] El Señor, al oír lo que decíais, se irritó y juró: [35] Ni uno solo de estos hombres, de esta generación malvada, verá esa tierra buena que juré dar a vuestros padres. [36] Exceptúo a Caleb, hijo de Jefoné; él la verá, a él y a sus hijos le daré la tierra que pise, por haber seguido plenamente al Señor.[37] También contra mí se irritó el Señor, por culpa vuestra, y me dijo: Tampoco tú entrarás allí. [38] Josué, hijo de Nun, que está a tu servicio, es quien entrará allí. Confírmalo, porque él ha de repartir la heredad a Israel. [39] Vuestros chiquillos, que creíais ya botín del enemigo; vuestros niños, que aún no distinguen el bien del mal, entrarán allí, a ellos se la daré en posesión. [40] Vosotros dad la vuelta, id al desierto en dirección al Mar Rojo. [41] Entonces vosotros me contestasteis: Hemos pecado contra el Señor. Vamos a subir a pelear, como nos había ordenado el Señor, nuestro Dios. Y os ceñisteis todas las armas, como si fuera cosa fácil subir a la montaña. [42] Pero el Señor me dijo: Diles que no suban a pelear, porque no estoy con ellos y el enemigo los derrotará. [43] Os lo dije y no me hicisteis caso, os rebelasteis contra la orden del Señor y subisteis temerariamente a la montaña. [44] Los amorreos que habitaban allí hicieron una salida contra vosotros, os persiguieron como abejas y os derrotaron en Jormá de Seír.[45] Volvisteis llorando al Señor, pero el Señor no os escuchó ni os atendió. [46] Por eso os quedasteis tanto tiempo viviendo en Cades.
Deuteronomio capítulo 2
[1] Después dimos la vuelta y fuimos al desierto en dirección al Mar Rojo, como me había mandado el Señor, y pasamos mucho tiempo dando vueltas por la serranía de Seír. [2] Hasta que el Señor me dijo: [3] Basta de dar vueltas por esta serranía, dirigíos al Norte. [4] Pero advierte al pueblo: Vais a cruzar la frontera de Seír, donde habitan vuestros hermanos, los descendientes de Esaú; aunque ellos os tienen miedo, [5] mucho cuidado con enzarzaros con ellos, pues no pienso daros ni un pie de su territorio. La sierra de Seír se la he entregado a Esaú. [6] La comida que comáis, se la pagaréis, el agua que bebáis se la compraréis. [7] Pues el Señor, tu Dios, te ha bendecido en todas tus empresas, os ha atendido en el viaje por ese inmenso desierto; durante los últimos cuarenta años el Señor, tu Dios, ha estado contigo y no te ha faltado nada. [8] Así, pues, cruzamos junto a nuestros hermanos, los descendientes de Esaú, que habitaban en Seír, seguimos por el camino de la estepa que arranca de Eilat y Esión Gueber, y torciendo cruzamos hacia el desierto de Moab. [9] El Señor me dijo: No provoques a los moabitas ni te enzarces en combate con ellos; no te daré posesiones en su territorio, pues di Ar en posesión a los descendientes de Lot. [10] Antiguamente habitaban allí los emitas, pueblo grande, numeroso y corpulento, como los anaquitas. [11] Comúnmente se los creía refaítas, como a los anaquitas, pero los moabitas los llamaban emitas. [12] En Seír habitaban antiguamente los hurritas, pero los descendientes de Esaú los desalojaron y aniquilaron, instalándose en su lugar, lo mismo que hizo Israel con el territorio de su propiedad que les dio el Señor. [13] ¡Ahora a cruzar el torrente Zared! Y cruzamos el torrente Zared. [14] Desde Cades Barne hasta cruzar el torrente Zared anduvimos caminando treinta y ocho años, hasta que desapareció del campamento toda aquella generación de guerreros, como les había jurado el Señor: [15] La mano del Señor pesó sobre ellos hasta que los hizo desaparecer del campamento. [16] Y cuando por fin murieron los últimos guerreros del pueblo, [17] el Señor me dijo: [18] Hoy vas a cruzar la frontera de Moab por Ar. [19] Cuando establezcas contacto con los amonitas, no los provoques ni te enzarces con ellos, porque no pienso darte posesiones en territorio amonita, pues se lo di en posesión a los descendientes de Lot. [20] También esta región se consideraba de refaítas, pues antiguamente la habitaban refaítas, si bien los amonitas los llamaban sansumitas. [21] Eran un pueblo grande, numeroso y corpulento, como los anaquitas. El Señor los aniquiló y los amonitas los desalojaron y se instalaron en su lugar. [22] Lo mismo sucedió con los habitantes de Seír, descendientes de Esaú; el Señor aniquiló a los hurritas, y ellos los desalojaron y se instalaron en su lugar, y allí viven hoy. [23] En cuanto a los heveos que habitaban las aldeas de Gaza, los aniquilaron los cretenses venidos de Creta y se instalaron en su lugar. [24] Ahora, poneos en camino para cruzar el río Arnón. Te entrego a Sijón, el rey amorreo de Jesbón, y su territorio. Atácale y empieza la conquista. [25] Hoy comienzo a sembrar pánico y terror por todos los pueblos bajo el cielo; al oír tu fama, temblarán y se estremecerán ante ti. [26] Desde el desierto de levante despaché mensajeros a Sijón, rey de Jesbón, con propuestas de paz: [27] Déjame cruzar por tu territorio. Iré camino adelante, sin desviarme a derecha ni a izquierda. [28] Te pagaremos la comida que nos des y el agua que bebamos; déjanos cruzar a pie, [29] como han hecho los descendientes de Esaú, que habitan en Seír, y los moabitas, que habitan en Ar, hasta que crucemos el Jordán para entrar en la tierra que nos va a dar el Señor, nuestro Dios. [30] Pero Sijón, rey de Jesbón, no quiso dejarnos pasar; el Señor lo puso reacio y terco para entregarlo en tu poder. Hoy es un hecho. [31] El Señor me dijo: Mira, comienzo por entregarte Sijón y su territorio; comienza la conquista de su territorio. [32] Sijón nos salió al encuentro con todas sus tropas en Yahsá. [33] Y como el Señor, nuestro Dios, nos lo entregó, lo derrotamos a él, a sus hijos y a todo el ejército. [34] Entonces conquistamos sus ciudades y consagramos al exterminio a los vecinos, con mujeres y niños, sin dejar a nadie con vida. [35] Sólo nos reservamos como botín el ganado y los despojos de las ciudades conquistadas. [36] Desde Aroer, a orillas del Arnón --la ciudad que da sobre el río--, hasta Galaad no hubo villa que se nos resistiera. Todo nos lo fue entregando a nuestro paso el Señor, nuestro Dios. [37] Sólo evitaste el territorio amonita, la cuenca del Yaboc y los pueblos de la montaña, como te había mandado el Señor, nuestro Dios.
Deuteronomio capítulo 3
[1] Torcimos, pues, y comenzamos a subir hacia Basán cuando en Edrey nos salió al encuentro Og, rey de Basán, con todo su ejército. [2] El Señor me dijo: No le tengas miedo, que te lo entrego con todo su ejército y su territorio. Trátalo como a Sijón, el rey amorreo que residía en Jesbón. [3] El Señor, nuestro Dios, nos entregó también a Og, rey de Basán, con todo su ejército, y los derrotamos sin dejar uno con vida. [4] Entonces conquistamos todas sus ciudades sin dejar de arrebatarles una sola. En total, sesenta ciudades en la zona de Argob, dominios de Og de Basán; [5] todas ellas fortificadas con imponentes murallas y portones con trancas. Sin contar muchísimas aldeas de campesinos. [6] Como habíamos hecho con Sijón, rey de Jesbón, consagramos al exterminio todos los vecinos, con mujeres y niños. [7] Nos reservamos como botín el ganado y los despojos de las ciudades. [8] Así, conquistamos los territorios de los dos reyes amorreos al otro lado del Jordán: desde el río Arnón hasta el monte Hermón. [9] Los sidonios llaman Sirión al Hermón, los amorreos lo llaman Senir. [10] Todos los poblados de la planicie, todo Galaad y Basán, hasta Salcá y Edrey, dominios del rey de Basán. [11] Og, rey de Basán, era el único superviviente de los refaítas. En la capital, Amán, se puede visitar su sarcófago de hierro; mide cuatro metros y medio de largo y dos metros de ancho, patrón normal. [12] Los territorios que conquistamos entonces los repartí así: a los rubenitas y gaditas les asigné la mitad de la sierra de Galaad con sus poblados, a partir de Aroer, junto al Arnón; [13] a la media tribu de Manasés le asigné el resto de Galaad y todo Basán, dominio de Og, la zona de Argob. Basán es lo que llaman tierra de refaítas.[14] Yaír, hijo de Manasés, escogió el Argob, hasta la frontera de Guesur y Maacá, y dio a Basán su nombre, que subsiste hasta hoy: Aldeas de Yaír. [15] A Maquir le asigné Galaad. [16] A los rubenitas y gaditas les asigné una parte de Galaad: por un lado, hasta el Arnón, con frontera en medio del río; por otro lado, hasta el Yaboc, frontera de los amonitas; [17] además, la estepa, con el Jordán de frontera, desde Genesaret al Mar Muerto o Mar Salado, en las laderas orientales del Fasga. [18] Entonces os di estas instrucciones: El Señor, vuestro Dios, os ha dado esta tierra en propiedad. Todos los militares os armaréis y pasaréis delante de vuestros hermanos. [19] En las ciudades que os he asignado se quedarán sólo las mujeres, los niños y los rebaños --pues sé que tenéis mucho ganado--, [20] hasta que el Señor conceda a vuestros hermanos el descanso como a vosotros, y también ellos tomen posesión de la tierra que el Señor, vuestro Dios, va a darles al otro lado del Jordán. Después cada uno volverá a la posesión que os he asignado. [21] Entonces di instrucciones a Josué: Con tus ojos has visto todo lo que el Señor, vuestro Dios, ha hecho a esos dos reyes. Lo mismo hará el Señor a todos los reinos adonde vas a entrar. [22] No los temas, que el Señor, vuestro Dios, lucha a favor vuestro. [23] Entonces recé así al Señor: [24] Señor mío, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y la fuerza de tu mano. ¿Qué dios hay en el cielo o en la tierra que pueda realizar las hazañas y proezas que tú? [25] Déjame pasar a ver esa tierra hermosa allende el Jordán, esas hermosas montañas y el Líbano. [26] Pero el Señor estaba irritado conmigo por culpa vuestra y no accedió, sino que me dijo: ¡Basta! No sigas hablando de ese asunto. [27] Sube a la cumbre del Fasga, pasea la vista a poniente y levante, norte y sur, y mírala con los ojos, pues no has de cruzar el Jordán. [28] Da instrucciones a Josué, infúndele ánimo y valor, porque él pasará al frente de es
Deuteronomio capítulo 4
[1] Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño a cumplir; así viviréis, entraréis y tomaréis posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. [2] No añadáis nada a lo que os mando, ni suprimáis nada; cumplid los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy. [3] Vuestros ojos han visto lo que el Señor hizo en Baal-Fegor; el Señor, tu Dios, exterminó en medio de ti a todos los que se fueron con el ídolo de Fegor; [4] en cambio, vosotros, que os unisteis al Señor, todavía seguís hoy todos con vida. [5] Mirad, yo os enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella. [6] Ponedlos por obra, que ellos serán vuestra sabiduría y prudencia ante los demás pueblos, que al oír estos mandatos comentarán: ¡Qué pueblo tan sabio y prudente es esa gran nación! [7] Pues, ¿qué nación grande tiene un dios tan cercano como nuestro Dios, cuando lo invocamos? [8] Y, ¿qué nación grande tiene unos mandatos y decretos tan justos como esta ley que yo os promulgo hoy? [9] Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos. [10] El día aquel que estuviste ante el Señor, tu Dios, en el Monte Horeb, cuando me dijo el Señor: Reúneme al pueblo y les haré oír mis palabras, para que aprendan a temerme mientras vivan en la tierra y se las enseñen a sus hijos. [11] Vosotros os acercasteis y os quedasteis al pie de la montaña, mientras la montaña ardía con llamas que se alzaban hasta el cielo, en medio de oscuros y densos nubarrones. [12] El Señor os hablaba desde el fuego: oíais palabras sin ver figura alguna, sólo se oía una voz. [13] Él os comunicó su alianza y los diez mandamientos que os exigía cumplir, y los grabó en dos losas de piedra. [14] A mí me mandó entonces que os enseñara los mandatos y decretos que habíais de cumplir en la tierra adonde vais a cruzar para tomar posesión de ella. [15] ¡Mucho cuidado!, que cuando el Señor, vuestro Dios, os habló en el Horeb, desde el fuego, no visteis figura alguna. [16] No os pervirtáis haciéndoos ídolos o figuras esculpidas: imágenes de varón o hembra,[17] imágenes de animales terrestres, imágenes de aves que vuelan por el cielo, [18] imágenes de reptiles del suelo, imágenes de peces del agua bajo la tierra. [19] Al levantar los ojos al cielo y ver el sol, la luna y las estrellas, el ejército entero del cielo, no te dejes arrastrar a prosternarte ante ellos para darles culto; pues el Señor, tu Dios, se los ha repartido a todos los pueblos bajo el cielo. [20] En cambio, a vosotros, os tomó el Señor y os sacó del horno de hierro de Egipto para que fueseis el pueblo de su heredad, como lo sois hoy. [21] El Señor se irritó conmigo y me juró que no cruzaré el Jordán ni entraré en esa tierra buena que el Señor, tu Dios, te va a dar como heredad. [22] Sí, yo moriré en esta tierra, sin cruzar el Jordán, mientras que vosotros lo cruzaréis y tomaréis posesión de esa tierra buena. [23] Cuidado con olvidar la alianza que el Señor, vuestro Dios, concertó con vosotros, haciéndoos ídolos de cualquier figura, cosa que te ha prohibido el Señor, tu Dios. [24] Pues el Señor, tu Dios, es fuego voraz, Dios celoso. [25] Cuando engendres hijos y nietos y hayas vivido largo tiempo en la tierra, si os pervertís haciéndoos ídolos de cualquier figura, haciendo lo que el Señor, tu Dios, reprueba irritándolo [26] --¡cito hoy como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra!--, desapareceréis muy pronto de la tierra que vais a tomar posesión pasando el Jordán; no prolongarán la vida en ella, sino que serán destruidos. [27] El Señor os dispersará por las naciones, y quedaréis unos pocos en los pueblos adonde los deportará el Señor. [28] Allí serviréis a dioses fabricados por hombres, leño y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. [29] Desde allí buscarás al Señor, tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas de todo corazón y con toda el alma. [30] Cuando al cabo de los años te alcancen y te estrechen todas estas maldiciones, volverás al Señor, tu Dios, y le obedecerás. [31] Porque el Señor, tu Dios, es un Dios compasivo: no te dejará, ni te destruirá, ni olvidará el pacto que juró a tus padres. [32] Sí, pregunta a la antigüedad, a los tiempos pasados, remontándote al día en que Dios creó al hombre sobre la tierra y abarcando el cielo de extremo a extremo, si ha sucedido algo tan grande o se ha oído algo semejante. [33] ¿Ha oído algún pueblo a Dios hablando desde el fuego, como tú lo has oído, y ha quedado vivo? [34] ¿Intentó algún dios acudir a sacarse un pueblo de en medio de otro con pruebas, signos y prodigios, en son de guerra, con mano fuerte y brazo extendido, con terribles portentos, como hizo el Señor, vuestro Dios, con vosotros contra los egipcios, ante vuestros ojos? [35] Pues a ti te lo mostraron, para que sepas que el Señor es Dios y no hay otro fuera de él. [36] Desde el cielo te hizo oír su voz para instruirte, en la tierra te hizo ver su fuego terrible y escuchaste sus palabras entre el fuego. [37] Porque quiso a tus padres y escogió a sus descendientes, él en persona te sacó de Egipto con su gran poder, [38] para desposeer a pueblos más grandes y poderosos que tú, para llevarte a su tierra y dártela en heredad, cosa que hoy es un hecho. [39] Así pues, reconoce hoy, y aprende en tu corazón, que el Señor es Dios, arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. [40] Guarda los mandatos y preceptos que te daré hoy; así os irá bien a ti y a los hijos que te sucedan y prolongarás la vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar para siempre. [41] Entonces Moisés separó tres ciudades al este del Jordán [42] para que en ellas buscara asilo el que sin intención hubiera matado a otro sin que lo odiase antes; refugiándose en una de ellas, salvaría la vida. [43] Para los rubenitas, Beser Ba-Midbar, en la planicie; para los gaditas, Ramot de Galaad; para los manasitas, Golán de Basán. [44] Ley que promulgó Moisés a los israelitas. [45] Normas, mandatos y decretos que propuso Moisés a los israelitas al salir de Egipto. [46] Al otro lado del Jordán, en la hondonada frente a Bet-Fegor, en territorio de Sijón, rey amorreo que residía en Jesbón. Al salir de Egipto lo derrotó Moisés con los israelitas, [47] y conquistaron su territorio, lo mismo que el de Og, rey de Basán. Dos reyes amorreos del lado oriental del Jordán. [48] Desde Aroer, a orillas del Arnón, hasta el monte Sirión --o Hermón--, [49] y toda la estepa a oriente del Jordán hasta el Mar Muerto, en las laderas del Fasga.
Deuteronomio capítulo 5
[1] Moisés convocó a los israelitas y les dijo: ---Escucha, Israel, los mandatos y decretos que hoy os predico, para que los aprendáis, los guardéis y los pongáis por obra. [2] El Señor, nuestro Dios, hizo alianza con nosotros en el Horeb. [3] No hizo esa alianza con nuestros padres, sino con nosotros, con los que estamos vivos hoy, aquí. [4] Cara a cara habló el Señor con vosotros en la montaña, desde el fuego. [5] Yo mediaba entonces entre el Señor y vosotros, anunciándoos la Palabra del Señor, porque os daba miedo aquel fuego y no subisteis a la montaña. El Señor dijo: [6] ---Yo soy el Señor, tu Dios. Yo te saqué de Egipto, de la esclavitud. [7] No tendrás otros dioses rivales míos. [8] No te harás imágenes: figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. [9] No te postrarás ante ellos ni les darás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso: castigo la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos cuando me aborrecen. [10] Pero actúo con lealtad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos. [11] »No pronunciarás el Nombre del Señor, tu Dios, en falso, porque el Señor no dejará impune a quien pronuncie su Nombre en falso. [12] »Guarda el día del sábado, santificándolo, como el Señor, tu Dios, te ha mandado. [13] Durante seis días trabaja y haz tus tareas; [14] pero el día séptimo es día de descanso dedicado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni tu ganado, ni el inmigrante que viva en tus ciudades, para que descansen como tú, el esclavo y la esclava. [15] Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que te sacó de allí el Señor, tu Dios, con mano fuerte y con brazo extendido. Por eso te manda el Señor, tu Dios, guardar el día del sábado. [16] »Honra a tu padre y a tu madre, como te mandó el Señor; así prolongarás la vida y te irá bien en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. [17] »No matarás. [18] »Ni cometerás adulterio. [19] »Ni robarás. [20] »Ni darás testimonio falso contra tu prójimo.[21] »No pretenderás la mujer de tu prójimo. »Ni codiciarás su casa, ni sus tierras, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él. [22] Éstos son los mandamientos que el Señor pronunció con voz potente ante toda vuestra asamblea, en la montaña, desde el fuego y los nubarrones. Y, sin añadir más, los grabó en dos losas de piedra y me las entregó. [23] Al escuchar la voz que salía de la tiniebla, mientras el monte ardía, se acercaron a mí vuestros jefes de tribu y autoridades, [24] y me dijeron: El Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado su Gloria y su grandeza, hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy vemos que puede Dios hablar a un hombre y seguir éste con vida.[25] Pero ahora tememos morir devorados por ese fuego violento; si seguimos oyendo la voz del Señor, nuestro Dios, moriremos. [26] Porque, ¿qué mortal es capaz de oír, como nosotros, la voz de un Dios vivo, hablando desde el fuego, y salir con vida? [27] Acércate tú y escucha cuanto tenga que decirte el Señor, nuestro Dios. Luego tú nos comunicarás todo lo que te diga el Señor, nuestro Dios; nosotros escucharemos y obedeceremos. [28] El Señor oyó lo que me decíais, y me dijo: He oído lo que te dice ese pueblo; tiene razón. [29] Ojalá conserven siempre esa actitud, respetándome y guardando mis preceptos; así, les irá bien a ellos y a sus hijos por siempre. [30] Ve y diles: volveos a las tiendas. [31] Pero tú quédate aquí conmigo, y te daré a conocer todos los preceptos, los mandatos y decretos que has de enseñarles, para que los cumplan en la tierra que les voy a dar para que tomen posesión de ella. [32] Poned por obra lo que os mandó el Señor, vuestro Dios; no os apartéis ni a derecha ni a izquierda. [33] Seguid el camino que os marcó el Señor, vuestro Dios, y viviréis, os irá bien y prolongaréis la vida en la tierra que vais a ocupar.
Deuteronomio capítulo 6
[1] Éstos son los preceptos, los mandatos y decretos que el Señor, vuestro Dios, os mandó aprender y cumplir en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella, [2] para que respetes al Señor, tu Dios, guardando tu vida entera todos los mandatos y preceptos que te doy, también a tus hijos y nietos, y te alarguen la vida. [3] Escúchalo, Israel, y ponlo por obra para que te vaya bien y crezcáis mucho. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: Es una tierra que mana leche y miel. [4] Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es solo uno. [5] Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. [6] Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, [7] se las inculcarás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; [8] las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; [9] las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales. [10] Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que juró a tus padres --a Abrahán, Isaac y Jacob-- que te había de dar, con ciudades grandes y ricas que tú no has construido, [11] casas rebosantes de riquezas que tú no has llenado, pozos ya cavados que tú no has cavado, viñas y olivares que tú no has plantado, cuando comas hasta hartarte, [12] guárdate de olvidar al Señor, que te sacó de Egipto, de la esclavitud. [13] Al Señor, tu Dios, respetarás, a él sólo servirás, sólo en su Nombre jurarás. [14] No seguiréis a dioses extranjeros, dioses de los pueblos vecinos, [15] porque el Señor, tu Dios, es un Dios celoso en medio de ti. No se encienda contra ti la ira del Señor, tu Dios, y te extermine de la superficie de la tierra. [16] No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba, como lo tentasteis en Masá. [17] Guardarás los preceptos del Señor, vuestro Dios, las normas y mandatos que te ordenó. [18] Harás lo que el Señor, tu Dios, aprueba y da por bueno; así, te irá bien, entrarás y tomarás posesión de esa tierra buena que prometió el Señor a tus padres, [19] arrojando ante ti a todos tus enemigos, como te dijo el Señor. [20] Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: ¿Qué son esas normas, esos mandatos y decretos que os mandó el Señor, vuestro Dios?, [21] le responderás a tu hijo: Éramos esclavos del faraón en Egipto y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte; [22] el Señor hizo ante nuestros ojos signos y prodigios grandes y funestos contra el faraón y toda su corte. [23] A nosotros nos sacó de allí para traernos y darnos la tierra que había prometido a nuestros padres. [24] Y nos mandó cumplir todos estos mandatos, respetando al Señor, nuestro Dios, para nuestro bien perpetuo, para que sigamos viviendo como hoy. [25] Quedamos justificados ante el Señor, nuestro Dios, si ponemos por obra todos los preceptos que nos ha mandado.
Deuteronomio capítulo 7
[1] Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra donde entras, para tomar posesión de ella, y expulse a tu llegada a naciones más grandes que tú --hititas, guirgaseos, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos--, siete pueblos más numerosos y fuertes que tú; [2] cuando el Señor, tu Dios, los entregue en tu poder y tú los venzas, los consagrarás sin remisión al exterminio. No pactarás con ellos ni les tendrás piedad. [3] No emparentarás con ellos: no darás tus hijos a sus hijas ni tomarás sus hijas para tus hijos.[4] Porque ellos los apartarán de mí, para que sirvan a dioses extranjeros, y se encenderá la ira del Señor contra vosotros y no tardará en destruirlos. [5] Esto es lo que haréis con ellos: demoleréis sus altares, destruiréis sus estelas, arrancaréis sus mayos y quemaréis sus imágenes. [6] Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios; él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. [7] Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, porque sois el pueblo más pequeño, [8] sino que por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó el Señor de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del faraón, rey de Egipto. [9] Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios, un Dios fiel: a los que aman y guardan sus preceptos, les mantiene su alianza y su favor por mil generaciones; [10] al que lo aborrece, le paga en persona sin hacerse esperar, al que lo aborrece le paga en persona. [11] Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy. [12] Si escuchas estos decretos y los mantienes y los cumples, también el Señor, tu Dios, te mantendrá la alianza y el favor que prometió a tus padres. [13] Te amará, te bendecirá y te hará crecer; bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tus tierras: tu trigo, tu mosto y tu aceite; las crías de tus vacas y el parto de tus ovejas, en la tierra que te dará como prometió a tus padres. [14] Serás bendito entre todos los pueblos; no habrá estéril ni impotente entre los tuyos ni en tu ganado. [15] El Señor desviará de ti la enfermedad; no te mandará jamás epidemias malignas, como aquellas que conoces de Egipto, sino que afligirá con ellas a los que te odian. [16] Devora a todos los pueblos que te entregue el Señor. No tengas compasión de ellos ni des culto a sus dioses, porque serán un lazo para ti. [17] Si alguna vez se te ocurre pensar: Estos pueblos son más numerosos que yo, ¿cómo podré desalojarlos?, [18] no les temas; recuerda lo que hizo el Señor con el faraón y con Egipto entero. [19] Las pruebas tremendas que vieron tus ojos, los signos y prodigios, la mano fuerte y el brazo extendido con que te sacó el Señor, tu Dios; así hará el Señor, tu Dios, con todos los pueblos que te asustan. [20] El Señor mandará pánico contra ellos, hasta aniquilar a los que queden escondiéndose de ti. [21] No les tengas miedo, que el Señor está en medio de ti, tu Dios, un Dios grande y terrible. [22] El Señor, tu Dios, irá expulsando esos pueblos poco a poco. No podrás terminar con ellos rápidamente, no sea que las bestias feroces se multipliquen con peligro tuyo. [23] El Señor, tu Dios, los entregará ante ti, sembrando en sus filas el pánico, hasta destruirlos. [24] Entregará a sus reyes en tu poder, y tú harás desaparecer su nombre bajo el cielo. No habrá quien se te resista, hasta que los destruyas a todos. [25] Quemarás las imágenes de sus dioses. No codicies el oro ni la plata que los recubre, ni te lo apropies; así no caerás en su trampa. Mira que son abominación para el Señor, tu Dios. [26] No metas en tu casa una abominación, porque serás consagrado al exterminio como ella. Aborrécela y detéstala, porque está consagrada al exterminio.
Deuteronomio capítulo 8
[1] Todos los preceptos que yo les mando hoy ponedlos por obra; así viviréis, creceréis, entraréis y conquistaréis la tierra que el Señor prometió con juramento a vuestros padres. [2] Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones, y ver si eres capaz o no de guardar sus preceptos. [3] Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná --que tú no conocías ni conocieron tus padres-- para enseñarte que el hombre no vive sólo de pan, sino de todo lo que sale de la boca de Dios. [4] Tus vestidos no se han gastado ni se te han hinchado los pies durante estos cuarenta años, [5] para que reconozcas que el Señor, tu Dios, te ha educado como un padre educa a su hijo; [6] para que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, sigas sus caminos y lo respetes. [7] Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura; [8] tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel; [9] tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada; tierra que lleva hierro en sus rocas y de cuyos montes sacarás cobre; [10] entonces, cuando comas hasta hartarte, bendice al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado. [11] Guárdate de olvidar al Señor, tu Dios, de no cumplir los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy. [12] No sea que cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, [13] cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro y abundes de todo, [14] te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud; [15] que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes, un sequedal sin una gota de agua; que te sacó agua de una roca de pedernal; [16] que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres: para afligirte y probarte y para hacerte el bien al final. [17] No pienses: Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas. [18] Acuérdate del Señor, tu Dios, que es él quien te da la fuerza para hacerte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy. [19] Si olvidas al Señor, tu Dios, y sigues a dioses extranjeros, les das culto y te prosternas ante ellos, yo os garantizo hoy que pereceréis sin remedio. [20] Como los pueblos que el Señor va a destruir a su paso, así pereceréis vosotros, por no obedecer al Señor, vuestro Dios.
Deuteronomio capítulo 9
[1] Escucha, Israel, tú vas a cruzar hoy el Jordán para conquistar pueblos más grandes y fuertes que tú, ciudades más grandes y fortificadas que el cielo; [2] un pueblo numeroso y corpulento, los anaquitas, que conoces de oídas, por aquello: ¿Quién resistirá a los hijos de Anac? [3] Así sabrás hoy que el Señor, tu Dios, es quien cruza al frente de ti, como fuego voraz, y los destrozará, y los derrotará ante ti, para que tú los desalojes y destruyas rápidamente, como te prometió el Señor. [4] Cuando el Señor, tu Dios, los expulse ante ti, no digas: Por mi justicia me trajo el Señor a tomar posesión de esta tierra, y por la injusticia de esos pueblos, el Señor los despoja ante mí. [5] Si tú vas a conquistar esas tierras no es por tu justicia y honradez, sino que el Señor, tu Dios, despoja a esos pueblos por su injusticia y para mantener la palabra que juró a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob. [6] Y sabrás que si el Señor, tu Dios, te da en posesión esa tierra buena no es por tu propia justicia, ya que eres un pueblo terco. [7] Recuerda y no olvides que provocaste al Señor, tu Dios, en el desierto; desde el día que saliste de Egipto hasta que llegasteis a este lugar habéis sido rebeldes al Señor; [8] en el Horeb provocasteis al Señor, y el Señor se irritó con vosotros y os quiso destruir. [9] Cuando yo subí al monte a recibir las losas de piedra, las losas de la alianza que concertó el Señor con vosotros, me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. [10] Luego el Señor me entregó las dos losas de piedra, escritas de la mano de Dios; en ellas estaban todos los mandamientos que os dio el Señor en la montaña, desde el fuego, el día de la asamblea. [11] Pasados los cuarenta días y cuarenta noches, me entregó el Señor las dos losas de piedra, las losas de la alianza, [12] y me dijo: Levántate, baja de aquí enseguida, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han apartado del camino que les marcaste, se han fundido un ídolo. [13] El Señor me añadió: He visto que este pueblo es un pueblo terco. [14] Déjame destruirlo y borrar su nombre bajo el cielo; de ti haré un pueblo más fuerte y numeroso que él. [15] Yo me puse a bajar de la montaña, mientras la montaña ardía; llevaba en las manos las dos losas de la alianza. [16] Miré, y era verdad. Habíais pecado contra el Señor, vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de fundición. Pronto os apartasteis del camino que el Señor os había marcado. [17] Entonces agarré las losas, las arrojé con las dos manos y las estrellé ante vuestros ojos. [18] Luego me postré ante el Señor cuarenta días y cuarenta noches, como la vez anterior, sin comer pan ni beber agua, pidiendo perdón por el pecado que habíais cometido, haciendo lo que parece mal al Señor, irritándolo, [19] porque tenía miedo de que la ira y la cólera del Señor contra vosotros os destruyese. También aquella vez me escuchó el Señor. [20] Con Aarón se irritó tanto el Señor, que quería destruirlo, y entonces tuve que interceder también por Aarón. [21] Después tomé el pecado que os habíais fabricado, el becerro, y lo quemé, lo machaqué, lo trituré hasta pulverizarlo como ceniza y arrojé la ceniza en el torrente que baja de la montaña. [22] Luego en Taberá, en Masá y en Quibrot Hatavá seguisteis provocando al Señor. [23] Y cuando os envió desde Cades Barne diciéndoos que subierais a conquistar la tierra que os había entregado, os rebelasteis contra la orden del Señor, no le creísteis ni le obedecisteis. [24] Desde que os conozco, habéis sido rebeldes al Señor. [25] Me postré ante el Señor, estuve postrado cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor pensaba destruiros. [26] Oré al Señor, diciendo: Señor mío, no destruyas a tu pueblo, la heredad que redimiste con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano fuerte. [27] Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac y Jacob, no te fijes en la terquedad de este pueblo, en su crimen y su pecado, [28] no sea que digan en la tierra de donde nos sacaste: El Señor no pudo introducirlos en la tierra que les había prometido, o: Los sacó por odio, para matarlos en el desierto. [29] Son tu pueblo, la heredad que sacaste con tu esfuerzo poderoso y con tu brazo extendido.
Deuteronomio capítulo 10
[1] En aquella ocasión me dijo el Señor: Talla dos losas de piedra, como las primeras, súbemelas a la montaña y haz un arca de madera; [2] voy a escribir sobre esas losas los mandamientos escritos en las primeras losas, que has estrellado, para que las deposites en el arca. [3] Hice un arca de madera de acacia, tallé dos losas de piedra como las primeras y subí al monte con las dos losas. [4] Él escribió en las losas la misma escritura de antes, los diez mandamientos que os había dado el Señor en la montaña, desde el fuego, el día de la asamblea, y me las entregó. [5] Yo bajé de la montaña y coloqué las dos losas en el arca que tenía preparada, y allí quedaron, como me había mandado el Señor. [6] Los israelitas se dirigieron de los Pozos de anaquitas a Moserot. Allí murió Aarón y allí lo enterraron. Su hijo Eleazar le sucedió en el sacerdocio. [7] De allí se dirigieron a Gudgoda, y de allí a Yotbatá, región de torrentes. [8] En aquella ocasión el Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera a disposición del Señor para servirle y para que bendijera en su nombre, y así hacen todavía hoy. [9] Por eso el levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino que el Señor es su heredad, como le dijo el Señor, tu Dios. [10] Yo permanecí en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, como la vez anterior, y también aquella vez me escuchó el Señor. [11] No quiso destruiros, sino que me dijo: Levántate y disponte a partir al frente del pueblo. Que vayan y tomen posesión de la tierra que les daré, como prometí a sus padres. [12] Ahora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que respetes al Señor, tu Dios; que sigas todos sus caminos y lo ames; que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma; [13] que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien. [14] Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo; la tierra y todo cuanto la habita; [15] con todo, sólo de tus padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia los escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy. [16] Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz; [17] que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores; Dios grande, fuerte y terrible, no es parcial ni acepta soborno, [18] hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al inmigrante, dándole pan y vestido. [19] Amaréis al inmigrante, porque inmigrantes fuisteis en Egipto. [20] Al Señor, tu Dios, respetarás y a él sólo servirás, te unirás a él, en su Nombre jurarás. [21] Él será tu alabanza, él será tu Dios, pues él hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto. [22] Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo.
Deuteronomio capítulo 11[1] Amarás al Señor, tu Dios; guardarás sus consignas y normas, sus decretos y preceptos mientras te dure la vida. [2] Sabedlo hoy. No se trata de vuestros hijos, que ni entienden ni han visto el escarmiento de vuestro Dios, su grandeza, su mano fuerte y su brazo extendido, [3] los signos y hazañas que hizo en medio de Egipto contra el faraón, rey de Egipto, y contra todo su territorio; [4] lo que hizo al ejército egipcio, a sus carros y caballos, cuando los perseguían y precipitó sobre ellos las aguas del Mar Rojo y acabó con ellos, hasta el día de hoy; [5] lo que hizo con vosotros en el desierto, hasta que llegasteis a este lugar; [6] lo que hizo a Datán y Abirán, hijos de Eliab, hijo de Rubén: la tierra abrió sus fauces y se los tragó con sus familias y tiendas, con su servidumbre y ganado, en medio de todo Israel. [7] Se trata de vosotros, que habéis visto con vuestros ojos las grandes hazañas que hizo el Señor. [8] Guardaréis fielmente los preceptos que yo les mando hoy, así seréis fuertes, entraréis y tomaréis posesión de la tierra adonde cruzáis para conquistarla; [9] prolongaréis vuestros años sobre la tierra que el Señor, vuestro Dios, prometió dar a vuestros padres y a su descendencia: una tierra que mana leche y miel. [10] La tierra adonde te diriges para conquistarla no es como la tierra de Egipto, de donde saliste: allí sembrabas tu semilla y la regabas como una huerta, dando a la noria con los pies. [11] La tierra adonde cruzas para tomarla en posesión es una tierra de montes y valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo; [12] es una tierra de la que el Señor, tu Dios, se ocupa y está siempre mirando por ella, desde el principio del año hasta el fin. [13] Si escucháis y obedecéis los preceptos que os mando hoy, amando al Señor, vuestro Dios, y sirviéndole con todo el corazón y con toda el alma, [14] yo mandaré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo: la lluvia temprana y la tardía; cosecharás tu trigo, tu mosto y tu aceite; [15] yo pondré hierba en tus campos para tu ganado, y comerás hasta hartarte. [16] Pero, cuidado, no os dejéis seducir ni os desviéis sirviendo a dioses extranjeros y postrándoos ante ellos; [17] porque se encenderá la ira del Señor contra vosotros, cerrará el cielo y no habrá más lluvia, el campo no dará sus cosechas y desapareceréis enseguida de esa tierra buena que os va a dar el Señor. [18] Grabaos estas palabras mías en el corazón y en el alma, atadlas a la muñeca como un signo, ponedlas de señal en vuestra frente, [19] enseñádselas a vuestros hijos, habladles de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado, [20] escríbelas en las jambas de tu casa y en tus portales, [21] para que dures y duren tus hijos en la tierra que el Señor juró dar a vuestros padres, cuanto dure el cielo sobre la tierra. [22] Si ponéis fielmente por obra los preceptos que yo os mando hoy amando al Señor, vuestro Dios, siguiendo sus caminos y uniéndoos a él, [23] el Señor irá por delante expulsando a esos pueblos, más grandes y fuertes que vosotros, y vosotros iréis ocupando su tierra; [24] todo lo que pisen vuestros pies será vuestro; se extenderán vuestras fronteras del Desierto al Líbano, del río Éufrates al Mar occidental. [25] Nadie podrá resistiros, porque el Señor, vuestro Dios, sembrará el pánico y el terror en todo el territorio que piséis, como os tiene dicho. [26] Mira, hoy os pongo delante bendición y maldición: [27] la bendición, si acatáis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy; [28] la maldición, si no acatáis los preceptos del Señor, vuestro Dios, y os desviáis del camino que hoy os marco, yendo detrás de dioses extranjeros, que vosotros no habíais conocido. [29] Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra donde vas para tomar posesión, darás la bendición en el monte Garizín y la maldición en el monte Ebal [30] --Se encuentran en la otra parte del Jordán, detrás de la carretera de poniente, en la tierra de los cananeos que habitan en la estepa, frente a Guilgal, cerca de la encina de Moré--. [31] Estáis a punto de cruzar el Jordán, de tomar posesión de la tierra que el Señor, vuestro Dios, os va a dar. Cuando toméis posesión de ella y la habitéis,[32] pondréis por obra todos los mandatos y decretos que yo os promulgo hoy.
Deuteronomio capítulo 12
[1] ---Mandatos y decretos que pondréis por obra en la tierra que el Señor, Dios de tus padres, va a darte en posesión mientras dure vida sobre la tierra. [2] Destruiréis todos los santuarios donde esos pueblos, que vosotros vais a conquistar, daban culto a sus dioses, en lo alto de los montes, sobre las colinas, bajo cualquier árbol frondoso; [3] demoleréis sus altares, destrozaréis sus estelas, quemaréis sus mayos, derribaréis las imágenes de sus dioses y extirparéis sus nombres de aquel lugar. [4] No los imitaréis al dar culto al Señor, vuestro Dios. [5] Vosotros iréis a visitar la morada del Señor, el lugar que él Señor, vuestro Dios, se elija en una de sus tribus, para poner allí su Nombre. [6] Allí ofreceréis vuestros holocaustos y sacrificios: diezmos, y ofrendas, votos y ofrendas voluntarias, y los primogénitos de vuestras reses y ovejas. [7] Allí comeréis tú y tu familia, en la presencia del Señor, vuestro Dios, y festejaréis todas las empresas que el Señor, tu Dios haya bendecido. [8] No haréis entonces lo que nosotros hacemos hoy aquí: cada uno lo que bien le parece, [9] porque todavía no habéis alcanzado vuestro reposo, la heredad que va a darte el Señor, tu Dios. [10] Cuando crucéis el Jordán, y habitéis la tierra que el Señor, vuestro Dios, va a repartiros en heredad, y ponga fin a las hostilidades con los enemigos que os rodean, y viváis tranquilos, [11] llevaréis al lugar que se elija el Señor, vuestro Dios, para morada de su Nombre, todo lo que os tengo ordenado: vuestros holocaustos, sacrificios, diezmos, ofrendas y lo mejor de vuestros votos que hayáis hecho al Señor, [12] y haréis fiesta en presencia del Señor, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos e hijas, vuestros siervos y siervas, y el levita que vive en tu vecindad, ya que no le tocó nada en el reparto de vuestra herencia. [13] ¡Cuidado! No ofrecerás sacrificios en cualquier santuario que veas, [14] sino sólo en el lugar que el Señor se elija en una de tus tribus: allí ofrecerás tus holocaustos y allí harás lo que te tengo ordenado. [15] Puedes matar y comer carne en cualquier pueblo cuando tengas ganas, según los dones que el Señor, tu Dios, te conceda; pueden comerla el puro y el impuro, como si se tratase de gacela o ciervo; [16] pero la sangre no la comeréis; la derramaréis por tierra, como el agua. [17] En tu residencia no puedes comer los diezmos del trigo, del mosto y del aceite; los primogénitos de tus reses y ovejas; los votos, las ofrendas y ofrendas voluntarias. [18] Sólo los comerás en presencia del Señor, en el lugar que se elija el Señor, tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva y el levita que viva en tu vecindad. En presencia del Señor celebrarás el éxito de tus tareas. [19] ¡Cuidado! No abandones al levita mientras dure tu vida en la tierra. [20] Cuando el Señor, tu Dios, ensanche tus fronteras, como te ha prometido, y decidas comer carne, porque te vienen ganas de comerla, puedes comerla a voluntad. [21] Si queda lejos el lugar que elija el Señor, tu Dios, para poner allí su Nombre, matarás de las reses u ovejas que te dé el Señor, según te tengo prescrito, y comerás en tu ciudad siempre que te venga en gana; [22] comerás esa carne como si se tratase de gacela o ciervo; pueden comerla el puro y el impuro. [23] Pero de ningún modo comas sangre, porque la sangre es la vida, y no comerás la vida con la carne. [24] No la comas, derrámala en tierra, como agua. [25] No la comas, y te irá bien a ti y a tus hijos que te sucedan por haber hecho lo que Dios aprueba. [26] Lo que hayas consagrado u ofrecido por voto llévalo al lugar que escoja el Señor. [27] De los holocaustos ofrecerás carne y sangre sobre el altar del Señor, tu Dios; de los sacrificios de comunión derramarás la sangre sobre el altar del Señor, tu Dios, y comerás la carne. [28] Pon por obra todo lo que yo te mando hoy, para que os vaya bien a ti y a tus hijos que te sucedan perpetuamente, por haber obrado bien, haciendo lo que le parece bien al Señor, tu Dios. [29] Cuando el Señor, tu Dios, extirpe a los pueblos cuyas tierras vas a ocupar, cuando los desalojes para instalarte en su tierra, una vez quitados de en medio, [30] no caigas en la trampa detrás de ellos; no consultes a sus dioses ni averigües cómo les daban culto dichos pueblos, para hacer tú lo mismo. [31] Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios, porque ellos hacían a sus dioses cosas que detesta y abomina el Señor, incluso queman a sus hijos e hijas en honor de sus dioses.
Deuteronomio capítulo 13
[1] Todo lo que yo os mando, lo pondréis por obra; no añadirás nada ni suprimirás nada. [2] Si entre los tuyos aparece un profeta o que te anuncia un signo o prodigio, y te propone: [3] Vamos a seguir a dioses extranjeros y a darles culto; aunque se cumpla el signo o prodigio, [4] no hagas caso a ese profeta o vidente de sueños. Pues se trata de una prueba del Señor, vuestro Dios, para ver si amáis al Señor, vuestro Dios, con todo el corazón y toda el alma. [5] Al Señor, vuestro Dios, seguiréis, lo respetaréis, cumpliréis sus preceptos, le obedeceréis, le daréis culto y os uniréis a él. [6] Y ese profeta o vidente de sueños será ejecutado: por haber predicado la rebelión contra el Señor, vuestro Dios, que os sacó de Egipto y os redimió de la esclavitud, y por haber intentado apartarte del camino que te mandó seguir el Señor, tu Dios. Así extirparás de ti la maldad. [7] Si un hermano tuyo de padre o de madre, o tu hijo, tu hija, o la mujer que duerme en tus brazos, o tu amigo del alma te incitan a escondidas proponiéndote: Vamos a dar culto a dioses extranjeros, desconocidos para ti y para tus padres [8] --sean dioses de pueblos vecinos y cercanos o de pueblos remotos de un extremo al otro de la tierra-- [9] no le harás caso ni lo escucharás, no te apiadarás de él ni le tendrás compasión ni lo encubrirás. [10] Antes le darás muerte; tu mano será la primera en la ejecución y seguirá la mano de los parientes. [11] Lo apedrearás hasta que muera. Por haber intentado apartarte del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud. [12] Así, todo Israel, al enterarse, escarmentará, y no volverá a cometerse entre los tuyos maldad semejante. [13] Si te enteras de que en una de las ciudades que el Señor te da para habitar [14] han salido canallas que extravían a los vecinos, proponiéndoles: Vamos a dar culto a dioses extranjeros y desconocidos, [15] primero investiga, examina, interroga cuidadosamente, y si resulta que realmente se ha cometido esa abominación entre los tuyos, [16] pasarás a cuchillo a los vecinos, dedicarás al exterminio la ciudad con todo lo que hay dentro y con el ganado; [17] amontonarás en la plaza el botín y prenderás fuego a la ciudad con todo el botín en honor del Señor, tu Dios. Quedará como ruina perpetua, sin ser reedificada. [18] Que no se te pegue a las manos nada dedicado al exterminio. Así, el Señor renunciará a su cólera, te tratará con compasión y, compadecido, te hará crecer como prometió a tus padres. [19] Por haber obedecido al Señor, tu Dios, haber cumplido sus preceptos, que yo te mando hoy, y por haber hecho lo que el Señor, tu Dios, aprueba.
Deuteronomio capítulo 14
[1] Hijos sois del Señor, vuestro Dios. No os haréis incisiones ni os raparéis la frente por un muerto. [2] Eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios; el Señor te ha elegido entre todos los pueblos de la tierra como pueblo de su propiedad. [3] No comerás nada abominable: [4] Animales terrestres comestibles: el toro, el cordero, el cabrito, [5] el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el antílope, el bisonte y el rebeco. [6] De los animales terrestres podéis comer todos los rumiantes bisulcos de pezuña partida; [7] se exceptúan sólo los siguientes: el camello, la liebre y el león, que son rumiantes, pero no tienen la pezuña partida, tenedlos por impuros; [8] el jabalí, que tiene la pezuña partida, pero no es rumiante, tenedlo por impuro. No comáis su carne ni toquéis sus cadáveres. [9] Animales acuáticos comestibles: podéis comer los que tienen aletas y escamas; [10] pero los que no tienen aletas ni escamas no los podéis comer, tenedlos por impuros. [11] Podéis comer todas las aves puras, [12] pero no podéis comer el águila, el quebrantahuesos, el buitre negro, [13] el buitre, el milano en todas sus variedades, [14] el cuervo en todas sus variedades, [15] el avestruz, el chotacabras, la gaviota y el halcón en todas sus variedades, [16] el búho, el mochuelo, la corneja, [17] el pelícano, el calamón, el mergo, [18] la cigüeña y la garza en todas sus variedades, la abubilla y el murciélago, [19] y los insectos, tenedlos por impuros, no son comestibles. [20] Podéis comer todas las aves puras. [21] No comeréis sus cadáveres, dejádselos al inmigrante que vive en tu vecindad para que se los coma o véndeselos al extranjero, porque tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios. No cocerás un cabrito en la leche de su madre. [22] Todos los años apartarás la décima parte de los productos de tus campos [23] y comerás en presencia del Señor, tu Dios, en el lugar que se elija por morada de su Nombre, el diezmo de tu trigo, tu mosto y tu aceite y los primogénitos de tus reses y ovejas, para que aprendas a respetar al Señor, tu Dios, mientras te dure la vida.[24] Si te resulta demasiado largo el camino y no puedes con todo, porque te ha bendecido el Señor, tu Dios, y porque te queda lejos el lugar que haya elegido el Señor para poner en él su Nombre, [25] lo venderás, meterás el dinero en una bolsa y lo llevarás al lugar que elija el Señor, tu Dios. [26] Allí compra lo que te apetezca: reses, ovejas, vino, licores, todo lo que te pida el apetito, y lo comerás en la presencia del Señor, disfrutando tú y los tuyos. [27] Pero no descuides al levita de tu vecindad, pues no le tocó nada en el reparto de la heredad. [28] Cada tres años apartarás el diezmo de la cosecha del año y lo depositarás a las puertas de la ciudad. [29] Así, vendrá el levita, que no se benefició en el reparto de vuestra heredad, el inmigrante, el huérfano y la viuda que viven en tu vecindad, y comerán hasta hartarse. Así, te bendecirá el Señor tu Dios en todas las tareas que emprendas.
Deuteronomio capítulo 15
[1] Cada siete años harás la remisión. [2] Así dice la ley sobre la remisión: ---Todo acreedor condonará la deuda del préstamo hecho a su prójimo; no apremiará a su prójimo, porque ha sido proclamada la remisión del Señor. [3] Podrás apremiar al extranjero, pero lo que hayas prestado a tu hermano lo condonarás. [4] Es verdad que no habrá pobres entre los tuyos, porque te bendecirá el Señor, tu Dios, en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte para que la poseas en heredad, [5] a condición de que obedezcas al Señor, tu Dios, poniendo por obra este precepto íntegro que yo te mando hoy. [6] El Señor, tu Dios, te bendecirá como te ha dicho: tú prestarás a muchos pueblos y no pedirás prestado, dominarás a muchos pueblos y no serás dominado. [7] Si hay entre los tuyos un pobre, un hermano tuyo, en una ciudad tuya, en esa tierra tuya que va a darte el Señor, tu Dios, no endurezcas el corazón ni cierres la mano a tu hermano pobre. [8] Ábrele la mano y préstale a la medida de su necesidad. [9] Cuidado, no se te ocurra este pensamiento rastrero: Está cerca el año séptimo, año de remisión, y seas tacaño con tu hermano pobre y no le des nada, porque apelará al Señor contra ti, y resultarás culpable. [10] Dale, y no de mala gana, pues por esa acción bendecirá el Señor, tu Dios, todas tus obras y todas tus empresas. [11] Nunca dejará de haber pobres en la tierra; por eso yo te mando: Abre tu mano al pobre, al hermano necesitado que vive en tu tierra. [12] Si se te vende tu hermano, hebreo o hebrea, te servirá seis años, y al séptimo lo dejarás ir en libertad. [13] Cuando lo dejes irse en libertad, no lo despidas con las manos vacías: [14] cárgalo de regalos de tu ganado, de tu era y tu lagar, y le darás según te haya bendecido el Señor, tu Dios. [15] Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu Dios, te redimió; por eso yo te impongo hoy esta ley. [16] Pero si él te dice: No quiero marcharme, porque me he encariñado contigo y con tu casa --porque le iba bien contigo--, [17] coge un punzón, clávale la oreja a la puerta y será tu esclavo para siempre, y lo mismo harás con tu esclava. [18] No te parezca muy duro dejarlo irse en libertad; el haberte servido seis años equivale al salario de un jornalero, y además el Señor, tu Dios, bendecirá cuanto hagas. [19] Todo primogénito macho que te nazca de tus reses y ovejas lo consagrarás al Señor, tu Dios. No trabajarás con el primogénito de tus vacas ni esquilarás el primogénito de tus ovejas. [20] Te lo comerás cada año con tu familia en presencia del Señor, tu Dios, en el lugar que se elija el Señor. [21] Si tiene algún defecto --cojo o ciego o cualquier otro defecto--, no lo sacrificarás al Señor, tu Dios. [22] Puedes comerlo en tu ciudad en estado de pureza o de impureza, como si fuese gacela o ciervo. [23] Pero la sangre no la comerás, la derramarás por tierra, como el agua.
Deuteronomio capítulo 16
[1] Respeta el mes de abril, de noche, celebrando la Pascua del Señor, tu Dios, porque el mes de abril te sacó de Egipto el Señor, tu Dios. [2] Como víctima pascual inmolarás al Señor, tu Dios, una res mayor o menor en el lugar que se elija el Señor, tu Dios, por morada de su Nombre. [3] No acompañarás la comida con pan fermentado. Durante siete días comerás panes ázimos, pan de aflicción --porque saliste de Egipto apresuradamente --; así recordarás toda tu vida tu salida de Egipto. [4] Durante siete días no se ha de ver levadura en todo tu territorio. De la carne inmolada la tarde del primer día no quedará nada para el día siguiente. [5] No puedes sacrificar la víctima pascual en cualquiera de los poblados que el Señor va a darte. [6] Sólo en el lugar que elija el Señor por morada de su Nombre. Allí, al atardecer, sacrificarás la Pascua, a la caída del sol, hora en que saliste de Egipto. [7] La cocerás y la comerás en el lugar que elija el Señor, y a la mañana siguiente emprenderás el regreso a tu casa. [8] Durante seis días comerás panes ázimos, y el séptimo habrá asamblea en honor del Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno. [9] Contarás siete semanas; a partir del día en que metas la hoz en la mies contarás siete semanas, [10] y celebrarás la fiesta de las Semanas en honor del Señor, tu Dios. La ofrenda voluntaria que hagas será en proporción a lo que te haya bendecido el Señor.[11] Celebrarás la fiesta en presencia del Señor, tu Dios, con tus hijos e hijas, esclavos y esclavas y el levita de tu vecindad, con los inmigrantes, huérfanos y viudas que haya entre los tuyos, en el lugar que elija el Señor, tu Dios, por morada de su Nombre. [12] Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; guarda y cumple todos estos preceptos. [13] La fiesta de las Chozas la celebrarás durante siete días cuando hayas recogido la cosecha de tu era y de tu lagar. [14] Celebrarás la fiesta con tus hijos e hijas, esclavos y esclavas, con los levitas, inmigrantes, huérfanos y viudas de tu vecindad. [15] Harás fiesta siete días en honor del Señor, tu Dios, en el lugar que se elija el Señor. Lo festejarás porque el Señor, tu Dios, ha bendecido tus cosechas y tus tareas. [16] Tres veces al año irán todos los varones en peregrinación al lugar que el Señor se elija: por la fiesta de los Ázimos, por la fiesta de las Semanas y por la fiesta de las Chozas. Y no se presentarán al Señor con las manos vacías. [17] Ofreced cada uno vuestro don según la bendición que os haya dado el Señor tu Dios. [18] Nombrarás jueces y magistrados por tribus en las ciudades que el Señor, tu Dios, te va a dar, que juzguen al pueblo con justicia. [19] No violarás el derecho, no serás parcial ni aceptarás sobornos, que el soborno ciega los ojos de los sabios y falsea la causa del inocente. [20] Busca sólo la justicia, y así vivirás y tomarás posesión de la tierra que va a darte el Señor, tu Dios. [21] No plantarás mayos ni árboles junto al altar que levantes al Señor, tu Dios; [22] no erigirás estelas, porque las aborrece el Señor, tu Dios.
Deuteronomio capítulo 17
[1] No sacrificarás al Señor, tu Dios, toros o corderos mutilados o deformes: sería una abominación para el Señor, tu Dios. [2] Si en una de las ciudades que va a darte el Señor, tu Dios, se encuentra un hombre o una mujer que hace lo que le parece mal al Señor, tu Dios, quebrantando su alianza, [3] que va a dar culto a dioses extranjeros y se postra ante ellos o ante el sol, la luna o el ejército entero del cielo, haciendo lo que yo prohibí, [4] y te los denuncian o te enteras, primero investigarás a fondo, y si resulta cierto que se ha cometido tal abominación en Israel, [5] sacarás a las puertas al hombre o a la mujer que cometió el delito y lo apedrearás hasta que muera. [6] Sólo por la deposición de dos o tres testigos se procederá a la ejecución del reo; no se le ejecutará por la deposición de un solo testigo. [7] La mano de los testigos será la primera en la ejecución y seguirá todo el pueblo. Así extirparás de ti la maldad. [8] Si una causa te parece demasiado difícil de sentenciar, causas dudosas de homicidio, pleitos, lesiones, que surjan en tus ciudades, subirás al lugar elegido por el Señor, [9] acudirás a los sacerdotes levitas, al juez que esté en funciones y les consultarás; ellos te comunicarán sentencia. [10] Lo que ellos te digan en el lugar elegido por el Señor, tú lo harás y cumplirás su decisión. [11] Cumplirás su decisión y pondrás en práctica su sentencia, sin apartarte a derecha ni a izquierda. [12] El que por arrogancia no escuche al sacerdote puesto al servicio del Señor, tu Dios, ni acepte su sentencia, morirá. Así extirparás de Israel la maldad [13] y el pueblo escarmentará al enterarse y nadie volverá a obrar con arrogancia. [14] Cuando entres en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios, la tomes en posesión, habites en ella y te digas: Voy a nombrarme un rey, como los pueblos vecinos, [15] nombrarás rey tuyo al que elija el Señor, tu Dios, nombrarás rey tuyo a uno de tus hermanos, no podrás nombrar a un extranjero que no sea hermano tuyo. [16] Pero él no aumentará su caballería, no enviará tropa a Egipto para aumentar su caballería, pues el Señor os ha dicho: No volveréis jamás por ese camino. [17] No tendrá muchas mujeres, para que no se extravíe su corazón, ni acumulará plata y oro. [18] Cuando suba al trono se hará escribir en un libro una copia de esta ley, según original de los sacerdotes levitas. [19] La llevará siempre consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a respetar al Señor, su Dios, poniendo por obra las palabras de esta ley y estos mandatos. [20] Que no se alce orgulloso sobre sus hermanos ni se aparte de este precepto a derecha ni a izquierda; así alargarán los años de su reinado él y sus hijos en medio de Israel.
Deuteronomio capítulo 18
[1] Los sacerdotes levitas, la tribu entera de Leví, no se repartirán la heredad con Israel; comerán de la heredad del Señor, de sus obligaciones; [2] no tendrá parte en la heredad de sus hermanos, el Señor será su heredad, como le dijo. [3] Derechos sacerdotales: Si uno del pueblo sacrifica un toro o una oveja, dará al sacerdote una espalda, las quijadas y el cuajar. [4] Le darás las primicias de tu trigo, tu mosto y tu aceite y la primera lana al esquilar tu rebaño. [5] Porque el Señor, tu Dios, los eligió para siempre, a él y a sus hijos, de entre todas las tribus, para que estén al servicio personal del Señor. [6] Si un levita residente en cualquier poblado de Israel se traslada por voluntad propia al lugar elegido por el Señor, [7] podrá servir personalmente al Señor, su Dios, como el resto de sus hermanos levitas que están allí al servicio del Señor, [8] y comerá una parte igual que los demás. Excepto los sacerdotes adivinos. [9] Cuando entres en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios, no imites las abominaciones de esos pueblos. [10] No haya entre vosotros quien queme a sus hijos o hijas, ni vaticinadores, ni astrólogos, ni agoreros, [11] ni hechiceros, ni encantadores, ni espiritistas, ni adivinos, ni nigromantes.[12] Porque el que practica eso es abominable para el Señor. Y por semejantes abominaciones los va a desheredar el Señor, tu Dios. [13] Sé íntegro en tu trato con el Señor, tu Dios; [14] esos pueblos que tú vas a desposeer escuchan a astrólogos y vaticinadores, pero a ti no te lo permite el Señor, tu Dios. [15] Un profeta de los tuyos, de tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios; a él le escucharéis. [16] Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio para no morir. [17] El Señor me respondió: Tienen razón. [18] Suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca y les dirá lo que yo le mande. [19] A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi Nombre, yo le pediré cuentas. [20] Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi Nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá. [21] Y si te preguntas: ¿Cómo distinguir si una palabra no es Palabra del Señor? [22] Cuando un profeta hable en Nombre del Señor y no suceda ni se cumpla su palabra, es algo que no dice el Señor; ese profeta habla por arrogancia, no le tengas miedo.
Deuteronomio capítulo 19
[1] Cuando el Señor, tu Dios, haya extirpado las naciones cuya tierra va a darte el Señor, tu Dios, y habites sus ciudades y sus casas, [2] separarás tres ciudades en la tierra que el Señor va a darte en posesión. [3] Medirás bien las distancias y dividirás en tres zonas la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en heredad, como asilo de los homicidas. [4] Ley sobre el homicida que pide asilo para salvar su vida: Si uno mata a su prójimo sin querer, sin estar enemistado con él: [5] por ejemplo, uno sale con su prójimo al bosque a cortar leña, y al blandir el hacha para cortar la leña, el hierro se escapa del mango, alcanza al prójimo y lo mata, ése recibirá asilo en una de dichas ciudades y salvará la vida. [6] No sea que el vengador de la sangre lo persiga enfurecido, le dé alcance, porque el camino es largo, y lo mate sin motivo suficiente, porque el homicida no estaba enemistado con el otro. [7] Por eso yo te mando: Separa tres ciudades. [8] Si el Señor, tu Dios, ensancha tus fronteras, como juró a tus padres, y te da toda la tierra que prometió dar a tus padres [9] --si pones por obra este precepto que yo te mando hoy amando al Señor, tu Dios, y siguiendo sus caminos toda la vida--, añadirás otras tres ciudades a las anteriores. [10] Para que no se derrame sangre inocente en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en heredad y no recaiga sobre ti un homicidio. [11] Pero si uno que odia a su prójimo se pone al acecho, lo ataca, lo hiere de muerte y después busca asilo en una de esas ciudades, [12] los ancianos de dicha ciudad lo mandarán sacar de allí y lo entregarán al vengador de la sangre para que muera. [13] No tengas piedad de él; así extirparás de Israel el homicidio y te irá bien. [14] No correrás los mojones de tu prójimo, plantados por los mayores en el patrimonio que heredes, en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en posesión. [15] No es válido el testimonio de uno solo contra nadie, en cualquier caso de pecado, culpa o delito. Sólo por la deposición de dos o de tres testigos se podrá fallar una causa. [16] Si se presenta contra alguien un testigo de mala fe acusándolo de rebelión, [17] las dos partes comparecerán ante el Señor, ante los sacerdotes y jueces que estén en funciones entonces, [18] y los jueces investigarán a fondo; si resulta que el testigo es falso y que ha calumniado a su hermano, [19] le haréis a él lo que él intentaba hacer a su hermano, y así extirparás de ti la maldad, [20] y los demás escarmentarán al enterarse y no volverán a cometer maldad semejante entre los tuyos. [21] No tengas piedad de él: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Deuteronomio capítulo 20
[1] Cuando salgas a combatir contra tus enemigos, y veas caballos, carros y tropas más numerosas que las tuyas, no los temas, porque está contigo el Señor, tu Dios, que te hizo subir de Egipto. [2] Cuando vayas a entablar combate, se adelantará el sacerdote para arengar a la tropa, [3] y les dirá: Escucha, Israel, vosotros presentáis hoy batalla al enemigo; no os acobardéis, no temáis, no os turbéis, no os aterroricéis ante ellos, [4] porque el Señor, vuestro Dios, avanza a vuestro lado, luchando a favor vuestro contra vuestros enemigos para daros la victoria. [5] Después hablarán los alguaciles a la tropa y dirán: Quien haya edificado una casa y no la haya estrenado, que se retire y vuelva a su casa, no vaya a morir en combate y la estrene otro. [6] Quien haya plantado una viña y no la haya vendimiado todavía, que se retire y vuelva a casa, no vaya a morir en combate y la vendimie otro. [7] Quien esté prometido a una mujer y no se haya casado todavía, que se retire y vuelva a casa, no vaya a morir en combate y otro se case con ella. [8] Los alguaciles añadirán a la tropa: Quien tenga miedo y se acobarde, que se retire y vuelva a casa, no vaya a contagiar su cobardía a sus hermanos. [9] Cuando los alguaciles hayan terminado de arengar a la tropa, se nombrarán jefes al mando de la tropa. [10] Cuando te acerques a atacar una ciudad, primero proponle la paz. [11] Si ella te responde: paz, y te abre las puertas, todos sus habitantes te servirán en trabajos forzados; [12] pero si no acepta tu propuesta de paz, sino que mantiene las hostilidades, le pondrás sitio, [13] y cuando el Señor la entregue en tu poder, pasarás a cuchillo a todos sus varones. [14] Las mujeres, los niños, el ganado y demás bienes de la ciudad los tomarás como botín, y comerás el botín de los enemigos que te entregue el Señor, tu Dios. [15] Lo mismo harás con todas las ciudades remotas que no pertenecen a los pueblos de aquí. [16] Pero en las ciudades de estos pueblos cuya tierra te entrega el Señor, tu Dios, en heredad no dejarás un alma viviente: [17] dedicarás al exterminio a hititas, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos, como te mandó el Señor, [18] para que no os enseñen a cometer las abominaciones que ellos cometen con sus dioses y no pequéis contra el Señor, vuestro Dios. [19] Si tienes que sitiar largo tiempo una ciudad antes de tomarla al asalto, no destruyas su arbolado a hachazos, porque podrás comer de sus frutos; no los tales, porque los árboles no son hombres para que los trates como a los sitiados. [20] Pero si te consta que un árbol no es frutal, lo puedes destruir y talar, para construir con él obras de asedio contra la ciudad que te hace la guerra, hasta que caiga.
Deuteronomio capítulo 21
[1] Si encuentran apuñalado a un hombre, tendido en despoblado, en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en posesión, y no se sabe quién lo mató, [2] saldrán tus ancianos y jueces, calcularán la distancia desde el cadáver a los pueblos de los alrededores; [3] los ancianos del pueblo más cercano agarrarán una ternera que todavía no haya trabajado, no uncida al yugo, [4] la bajarán a un torrente de agua perenne, donde nadie cultiva ni siembra, y la desnucarán allí; [5] después se acercarán los sacerdotes levitas que eligió el Señor, tu Dios, para que le sirvan y bendigan en su Nombre, competentes en lo civil y en lo criminal [6] y los ancianos del pueblo más cercano al lugar del crimen se lavarán las manos en el torrente, sobre la ternera desnucada, [7] recitando: Nuestras manos no han derramado esta sangre, nuestros ojos no han visto nada. [8] Perdona a Israel, tu pueblo, que tú redimiste, Señor; no permitas que sangre inocente recaiga sobre tu pueblo, Israel; que esta sangre les quede expiada. [9] Así extirparás de ti el homicidio y harás lo que el Señor aprueba. [10] Cuando salgas a la guerra contra tu enemigo y el Señor, tu Dios, te lo entregue en tu poder y hagas cautivos, [11] si ves entre ellos una mujer hermosa, te enamoras de ella y quieres tomarla por mujer, [12] la llevarás a tu casa, ella se rapará la cabeza, se cortará las uñas, [13] se quitará el manto de cautiva y durante un mes llorará en tu casa a su padre y a su madre; pasado el luto, te unirás a ella, serás su marido y ella será tu mujer. [14] Si más tarde deja de gustarte, la dejarás irse, si quiere, pero no la venderás; no hagas negocio con ella después de haberla humillado. [15] Si uno tiene dos mujeres, una muy querida y otra menos, y las dos, la más querida y la otra, le dan hijos, y el primogénito es hijo de la menos querida, [16] al repartir la heredad entre los hijos no podrá enriquecer al hijo de la primera a costa del hijo de la segunda, que es el primogénito, [17] reconocerá al primogénito, hijo de la menos querida, dándole dos tercios de todos sus bienes, porque es la primicia de su virilidad y es suya la primogenitura. [18] Si uno tiene un hijo rebelde e incorregible, que no obedece a su padre ni a su madre, que aunque lo corrijan no les hace caso, [19] sus padres lo agarrarán, lo sacarán a las puertas del lugar, a los ancianos de la ciudad, [20] y declararán ante ellos: Este hijo nuestro es rebelde e incorregible, no nos obedece, es un comilón y un borracho, [21] y los hombres de la ciudad lo apedrearán hasta que muera. Así extirparás la maldad de ti, y todo Israel escarmentará al enterarse. [22] Si un sentenciado a pena capital es ajusticiado y colgado de un árbol, [23] su cadáver no quedará en el árbol de noche; lo enterrarás aquel mismo día, porque Dios maldice al que cuelga de un árbol, y no debes contaminar la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en heredad.
Deuteronomio capítulo 22
[1] Si ves extraviados al buey o a la oveja de tu hermano, no te desentiendas: se los devolverás a tu hermano. [2] Si tu hermano no vive cerca o no lo conoces, recoge la res en tu casa, donde se quedará hasta que tu hermano venga a buscarla, y entonces se la devolverás. [3] Lo mismo harás con su asno, con su manto, con cualquier objeto perdido de tu hermano que te encuentres: no te desentiendas. [4] Si ves el asno o el buey de tu hermano caídos en el camino, no te desentiendas, ayúdalos a levantarse. [5] La mujer no llevará artículos de hombre ni el hombre se vestirá con ropas de mujer, porque el que así obra es abominable para el Señor, tu Dios. [6] Si de camino encuentras un nido de pájaros en un arbusto o en el suelo, con pollos o huevos y la madre junto a ellos, no agarrarás a la madre con los hijos; [7] soltarás a la madre y puedes quedarte con los hijos. Así te irá bien y prolongarás tus días. [8] Si construyes una casa nueva, pondrás un pretil a la azotea, y así no harás a tu casa responsable de sangre si alguien se cayese de ella. [9] No sembrarás tu viña con semillas mezcladas, no sea que quede consagrado todo: la semilla que siembres y la cosecha de tu viña. [10] No uncirás asno con buey para labrar. [11] No vestirás paño mezclado de lana y lino. [12] Hazte borlas en las cuatro puntas del manto con que te cubras. [13] Si uno se casa con una mujer y después de cohabitar la aborrece, la calumnia y la difama, diciendo: [14] Me he casado con esta mujer, y al acercarme a ella me encuentro con que no es virgen, [15] el padre y la madre de la joven tomarán las pruebas de su virginidad, las llevarán a los ancianos de la ciudad, a las puertas, [16] y el padre de la joven declarará ante ellos: He dado mi hija a este hombre como mujer; [17] él la aborrece y ahora la difama afirmando que mi hija no era virgen. Aquí están las pruebas de la virginidad de mi hija. Y extenderá la sábana ante los ancianos de la ciudad. [18] Los ancianos de la ciudad detendrán al marido y le impondrán un castigo [19] y lo multarán con cien monedas de plata --que darán al padre de la joven-- por haber difamado a una virgen israelita; además, ésta seguirá siendo su mujer y no podrá despedirla en toda su vida. [20] Pero si su denuncia era verdadera, si la joven no era virgen, [21] sacarán a la joven a la puerta de la casa paterna y los hombres de la ciudad la apedrearán hasta que muera, por haber cometido en Israel la infamia de prostituir la casa de su padre. Así extirparás la maldad de ti. [22] Si sorprenden a uno acostado con la mujer de otro, han de morir los dos: el que se acostó con ella y la mujer. Así extirparás la maldad de ti. [23] Si uno encuentra en un pueblo a una joven prometida a otro y se acuesta con ella, [24] los sacarán a los dos a las puertas de la ciudad y los apedrearán hasta que mueran: a la muchacha porque dentro del pueblo no pidió socorro y al hombre por haber violado a la mujer de su prójimo. Así extirparás la maldad de ti.[25] Pero si fue en despoblado donde el hombre encontró a la joven prometida, la forzó y se acostó con ella, morirá sólo el hombre que se acostó con ella; [26] a la joven no le harás nada, no es rea de muerte, es como si uno ataca a otro y lo mata, [27] él se la encontró en despoblado y la muchacha gritó, pero nadie podía defenderla. [28] Si uno encuentra a una joven soltera, la agarra y se acuesta con ella y los sorprenden, [29] el hombre que se acostó con la joven dará a su padre cincuenta monedas de plata y tendrá que aceptarla como mujer por haberla violado, no podrá despedirla en toda su vida.
Deuteronomio capítulo 23[1] No tomará nadie a la mujer de su padre, no descubrirá lo que es de su padre. [2] No se admite en la asamblea del Señor a quien tenga los testículos machacados o haya sido castrado. [3] No se admite en la asamblea del Señor ningún bastardo; no se admite en la asamblea del Señor hasta la décima generación. [4] No se admiten en la asamblea del Señor amonitas ni moabitas; no se admiten en la asamblea del Señor ni aun en la décima generación. [5] Porque no te salieron al encuentro con pan y agua cuando ibas de camino al salir de Egipto, y porque contrataron para que te maldijera a Balaán, hijo de Beor, de Petor, en Mesopotamia, [6] aunque el Señor, tu Dios, no hizo caso a Balaán; el Señor, tu Dios, cambió la maldición en bendición, porque el Señor, tu Dios, te amaba. [7] No busques su paz ni su amistad mientras vivas. [8] No consideres abominables a los edomitas, que son hermanos tuyos. No consideres abominables a los egipcios, porque fuiste inmigrante en su tierra, [9] sus descendientes en la tercera generación serán admitidos en la asamblea del Señor. [10] Cuando estés acampado frente al enemigo, guárdate de toda clase de maldad. [11] Si uno de los tuyos queda impuro por polución nocturna, saldrá fuera del campamento y no volverá; [12] al atardecer, se bañará, y al ponerse el sol volverá al campamento. [13] Tendrás un lugar fuera del campamento para tus necesidades [14] y llevarás en tu equipo una estaca. Cuando salgas a hacer tus necesidades, harás con ella un hoyo y al final taparás los excrementos. [15] Porque el Señor, tu Dios, anda por el campamento para darte la victoria y entregarte el enemigo; tu campamento ha de estar santo, para que el Señor no vea nada vergonzoso y no se aparte de ti. [16] Si un esclavo se escapa y se refugia en tu casa, no lo entregues a su amo; [17] se quedará contigo, entre los tuyos, en el lugar que elija en una de tus ciudades, donde mejor le parezca, y no lo explotes. [18] No habrá prostitutas sagradas entre las israelitas ni prostitutos sagrados entre los israelitas. [19] No entregarás a la casa del Señor, en cumplimiento de un voto, paga de prostituta ni salario de prostituto, porque los dos son abominables para el Señor, tu Dios. [20] No cargues intereses a tu hermano: ni sobre el dinero, ni sobre alimentos, ni sobre cualquier préstamo. [21] Podrás cargar intereses a los extraños, pero no a tu hermano, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas, en la tierra adonde vas para tomarla en posesión. [22] Si ofreces un voto al Señor, tu Dios, no demores su cumplimiento, porque el Señor, tu Dios, te lo reclamará y cargarás con un pecado. [23] Si te abstienes de hacer votos, no pecas. [24] Pero lo que profieran tus labios has de cumplirlo, ya que es un voto al Señor, tu Dios, lo que espontáneamente hayas prometido. [25] Si entras en la viña de tu prójimo, come hasta hartarte; pero no metas nada en la cesta. [26] Si entras en las mieses de tu prójimo, coge espigas con la mano; pero no metas la hoz en la mies de tu prójimo.
Deuteronomio capítulo 24
[1] Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta, porque descubre en ella algo vergonzoso, le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa, [2] y ella sale de la casa y se casa con otro, [3] y el segundo también la aborrece, y le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa, o bien muere el segundo marido, [4] el primer marido, que la despidió, no podrá casarse otra vez con ella, pues está contaminada; sería una abominación ante el Señor, no eches un pecado sobre la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en heredad. [5] Si uno es recién casado, no está obligado al servicio militar ni a otros trabajos públicos; tendrá un año de licencia para disfrutar en casa con la mujer con quien se ha casado. [6] No tomarás en prenda las dos piedras de un molino, ni siquiera la muela, porque sería tomar en prenda una vida. [7] Si descubren que uno ha secuestrado a un hermano suyo israelita, para explotarlo o venderlo, el secuestrador morirá; así extirparás la maldad de ti. [8] Tened cuidado con las afecciones de la piel, cumplid exactamente las instrucciones de los sacerdotes levitas: cumplid lo que yo les he mandado. [9] Recuerda lo que hizo el Señor, tu Dios, a María cuando salisteis de Egipto. [10] Si haces un préstamo cualquiera a tu hermano, no entres en su casa a recobrar la prenda; [11] espera afuera, y el que te presta saldrá a devolverte la prenda.[12] Y si es pobre, no te acostarás sobre la prenda; [13] se la devolverás a la caída del sol, y así él se acostará sobre su manto y te bendecirá, y el mérito será tuyo ante el Señor, tu Dios. [14] No explotarás al jornalero, pobre y necesitado, ya sea hermano tuyo o inmigrante que vive en tu tierra, en tu ciudad; [15] cada jornada le darás su jornal, antes de que el sol se ponga, porque pasa necesidad y está pendiente del salario. Si no, apelará al Señor, y tú serás culpable. [16] No serán ejecutados los padres por culpas de los hijos ni los hijos por culpas de los padres; cada uno será ejecutado por su propio pecado. [17] No defraudarás el derecho del inmigrante y del huérfano ni tomarás en prenda las ropas de la viuda; [18] recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que allí te redimió el Señor, tu Dios; por eso yo te mando hoy cumplir esta ley. [19] Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a recogerla; déjasela al inmigrante, al huérfano y a la viuda, y así bendecirá el Señor todas tus tareas. [20] Cuando varees tu olivar, no repases las ramas; déjaselas al inmigrante, al huérfano y a la viuda. [21] Cuando vendimies tu viña, no rebusques los racimos; déjaselos al inmigrante, al huérfano y a la viuda. [22] Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; por eso yo te mando hoy cumplir esta ley.
Deuteronomio capítulo 25
[1] Cuando dos hombres tengan un pleito, vayan a juicio y los juzguen, absolviendo al inocente y condenando al culpable; [2] si el culpable merece una paliza, el juez lo hará tenderse en tierra, y en su presencia le darán los azotes que merece su delito; [3] le podrán dar hasta cuarenta y no más, no sea que excedan el número, la paliza sea excesiva y tu hermano quede infamado a tus ojos. [4] No le pondrás bozal al buey que trilla. [5] Si dos hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin hijos, la viuda no saldrá de casa para casarse con un extraño; su cuñado se casará con ella y cumplirá con ella los deberes legales de cuñado; [6] el primogénito que nazca continuará el nombre del hermano muerto, y así no se borrará su nombre en Israel. [7] Pero si el cuñado se niega a casarse, la cuñada acudirá a las puertas, a los ancianos, y declarará: Mi cuñado se niega a transmitir el nombre de su hermano en Israel; no quiere cumplir conmigo su deber de cuñado. [8] Los ancianos de la ciudad lo citarán y procurarán convencerlo; pero si se empeña y dice que no quiere tomarla, [9] la cuñada se le acercará, en presencia de los ancianos, le quitará una sandalia del pie, le escupirá en la cara y le responderá: Esto es lo que se hace con un hombre que no edifica la casa de su hermano. [10] Y en Israel se llamará: La casa del Sinsandalias. [11] Si un hombre está riñendo con su hermano, se acerca la mujer de uno de ellos y, para defender a su marido del que lo golpea, mete la mano y agarra al otro por sus vergüenzas, [12] le cortarás la mano sin compasión. [13] No guardarás en la bolsa dos pesas: una más pesada que otra. [14] No tendrás en casa dos medidas: una más grande que la otra. [15] Ten pesas exactas y justas, ten medidas exactas y justas. Así prolongarás tu vida en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios, [16] porque quien practica el fraude es abominable ante el Señor. [17] Recuerda lo que te hicieron los amalecitas por el camino, cuando salías de Egipto: [18] te salieron al encuentro cuando ibas cansado y deshecho y atacaron por la espalda a los rezagados sin respetar a Dios. [19] Cuando el Señor, tu Dios, ponga fin a las hostilidades con los enemigos que te rodean, en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en heredad para que la poseas, borrarás la memoria de los amalecitas bajo el cielo. No te olvides.
Deuteronomio capítulo 26
[1] Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en heredad, cuando tomes posesión de ella y la habites, [2] tomarás primicias de todos los frutos que coseches de la tierra que va a darte tu Dios, los meterás en una cesta, irás al lugar que el Señor, tu Dios, haya elegido para morada de su Nombre, [3] te presentarás al sacerdote que esté en funciones por aquellos días y le dirás: Hoy confieso ante el Señor, mi Dios, que he entrado en la tierra que el Señor juró a nuestros padres que nos daría a nosotros. [4] El sacerdote agarrará de tu mano la cesta, la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios, [5] y tú recitarás ante el Señor, tu Dios: Mi padre era un arameo errante: bajó a Egipto y residió allí con unos pocos hombres; allí se hizo un pueblo grande, fuerte y numeroso. [6] Los egipcios nos maltrataron y nos humillaron, y nos impusieron dura esclavitud. [7] Gritamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestros trabajos, nuestra opresión. [8] El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con terribles portentos, con signos y prodigios, [9] y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. [10] Por eso traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que me diste, Señor. Y lo depositarás ante el Señor, tu Dios; te postrarás ante el Señor, tu Dios, [11] y harás fiesta con el levita y el inmigrante que viva en tu vecindad por todos los bienes que el Señor, tu Dios, te haya dado a ti y a tu casa. [12] Cuando termines de repartir el diezmo de todas tus cosechas, cada tres años, el año del diezmo, y se lo hayas dado al levita, al inmigrante, al huérfano y a la viuda para que coman hasta hartarse en tus ciudades, [13] recitarás ante el Señor, tu Dios: He apartado de mi casa lo consagrado: se lo he dado al levita, al inmigrante, al huérfano y a la viuda, según el precepto que me diste. No he quebrantado ni olvidado ningún precepto. [14] No he comido de ello estando de luto, ni lo he apartado estando impuro, ni se lo he ofrecido a un muerto. He escuchado la voz del Señor, mi Dios, he cumplido todo lo que me mandaste. [15] Vuelve los ojos desde tu santa morada, desde el cielo, y bendice a tu pueblo, Israel, y a esta tierra que nos diste, como habías jurado a nuestros padres, una tierra que mana leche y miel. [16] Hoy te manda el Señor, tu Dios, que cumplas estos mandatos y decretos. Guárdalos y cúmplelos con todo el corazón y con toda el alma. [17] Hoy te has comprometido a aceptar lo que el Señor te propone: Que él será tu Dios, que tú irás por sus caminos, guardarás sus mandatos, preceptos y decretos y escucharás su voz. [18] Hoy se compromete el Señor a aceptar lo que tú le propones: Que serás su propio pueblo --como te prometió--, que guardarás todos sus preceptos, [19] que él te elevará en gloria, fama y esplendor por encima de todas las naciones que ha hecho, y que serás el pueblo santo del Señor, como ha dicho.
Deuteronomio capítulo 27
[1] Moisés y los ancianos de Israel mandaron al pueblo: ---Guardad todos los preceptos que yo os mando hoy. [2] El día que crucéis el Jordán para entrar en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios, levantarás unas piedras grandes, las revocarás de cal, y cuando crucéis, [3] escribiréis en ellas todos los artículos de esta ley, en conmemoración de tu entrada en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios, una tierra que mana leche y miel, como te dijo el Señor, Dios de tus padres. [4] Cuando crucéis el Jordán, levantaréis en el monte Ebal las piedras que yo os mando hoy y las revocaréis de cal. [5] Allí construirás un altar al Señor, tu Dios, un altar de piedras no labradas a hierro, [6] un altar de piedras enteras construirás al Señor, tu Dios; ofrecerás sobre él holocaustos al Señor, tu Dios, [7] ofrecerás sacrificios de comunión y allí los comerás haciendo fiesta ante el Señor, tu Dios, [8] y escribirás sobre las piedras, grabándolos bien, todos los artículos de esta ley. [9] Moisés y los sacerdotes levitas dijeron a todo Israel: ---Guarda silencio y escucha, Israel: hoy te has convertido en el pueblo del Señor, tu Dios; [10] escucharás la voz del Señor, tu Dios, y cumplirás los preceptos y mandatos que yo te mando hoy.[11] Aquel día ordenó Moisés al pueblo: [12] ---Cuando crucéis el Jordán, se colocarán sobre el monte Garizín las tribus de Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín [13] para pronunciar la bendición al pueblo, y en el monte Ebal las tribus de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí para conminar la maldición al pueblo. [14] Los levitas entonarán y recitarán con voz fuerte, ante todos los hombres de Israel: [15] ¡Maldito quien se haga una imagen o se funda un ídolo --abominación del Señor, obra de artífice-- y se lo guarde escondido! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [16] ¡Maldito quien desprecie a su padre o a su madre! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [17] ¡Maldito quien corra los mojones de su vecino! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [18] ¡Maldito quien extravíe a un ciego en el camino! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [19] ¡Maldito quien defraude de sus derechos al inmigrante, al huérfano o a la viuda! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [20] ¡Maldito quien se acueste con la mujer de su padre! --por haber descubierto lo que es de su padre--. Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [21] ¡Maldito quien se acueste con bestias! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [22] ¡Maldito quien se acueste con su hermana, hija de su padre o de su madre! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [23] ¡Maldito quien se acueste con su suegra! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [24] ¡Maldito quien mate a escondidas a su hermano! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [25] ¡Maldito quien se deje sobornar para matar a un inocente! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén! [26] ¡Maldito quien no mantenga los artículos de esta ley, poniéndolos por obra! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén!
Deuteronomio capítulo 28
[1] Si obedeces y escuchas la voz del Señor, tu Dios, poniendo por obra todos los preceptos que yo te mando hoy, el Señor, tu Dios, te pondrá por encima de todas las naciones del mundo. [2] Sobre ti irán viniendo, hasta darte alcance, todas estas bendiciones, si escuchas la voz del Señor, tu Dios: [3] Bendito seas en la ciudad, bendito seas en el campo. [4] Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu suelo, el fruto de tu ganado, las crías de tus reses y el parto de tus ovejas. [5] Bendita tu cesta y tu artesa. [6] Bendito seas al entrar y al salir. [7] Que el Señor te entregue ya vencidos los enemigos que se alcen contra ti; saldrán contra ti por un camino y por siete caminos huirán. [8] Que el Señor mande contigo la bendición en tus graneros y en tus empresas y te bendiga en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios. [9] Que el Señor te nombre su pueblo santo, como te tiene prometido, si guardas los preceptos del Señor, tu Dios, y vas por sus caminos; [10] así verán todos los pueblos de la tierra que se ha invocado sobre ti el Nombre del Señor, y te temerán. [11] Que el Señor te enriquezca con el fruto de tu vientre, el fruto de tu ganado y el fruto de tu suelo, en la tierra que el Señor había prometido a tus padres que te daría a ti. [12] Que el Señor te abra su rico almacén del cielo, dando a su tiempo la lluvia a tu tierra y bendiciendo todas tus tareas; así, prestarás a muchas naciones y tú no pedirás prestado. [13] Que el Señor te ponga en el primer lugar, no en el último; que vayas siempre a más, nunca a menos; si escuchas los preceptos del Señor, tu Dios, que yo te mando hoy, poniéndolos por obra, [14] y no te apartas a derecha ni a izquierda de lo que yo te mando hoy, yendo detrás de dioses extranjeros para darles culto. [15] Pero si no escuchas la voz del Señor, tu Dios, poniendo por obra todos los preceptos y mandatos que yo te mando hoy, irán viniendo sobre ti, hasta darte alcance, todas estas maldiciones: [16] Maldito seas en la ciudad, maldito seas en el campo. [17] Maldita tu cesta y tu artesa. [18] Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu suelo, las crías de tus reses y el parto de tus ovejas. [19] Maldito seas al entrar y al salir. [20] Que el Señor te mande la maldición, el pánico y la amenaza en todas las tareas que emprendas, hasta que seas exterminado, hasta que perezcas sin tardanza, por haberlo abandonado con tus malas obras. [21] Que el Señor te contagie la peste, hasta terminar contigo, en esa tierra adonde vas para tomarla en posesión. [22] Que el Señor te hiera de tisis, calenturas y delirios; sequía, agostamiento y tizón; que te persigan hasta que perezcas. [23] Que el cielo sobre tu cabeza sea de bronce y la tierra bajo tus pies de hierro. [24] Que el Señor te mande en vez de lluvia polvo, y haga bajar ceniza del cielo, hasta que seas exterminado. [25] Que el Señor te entregue ya vencido al enemigo: saldrás contra él por un camino y por siete caminos huirás; serás el espanto de todos los reinos de la tierra; [26] será tu cadáver pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra, y no habrá quien las espante. [27] Que el Señor te hiera de viruela, bubones, tiña y sarna, que no puedes sanar. [28] Que el Señor te hiera de locura, ceguera y demencia; [29] andarás a tientas a mediodía, como a tientas anda un ciego en su tiniebla. Fracasarás en todos tus caminos, te explotarán y te robarán mientras vivas, y no habrá quien te salve. [30] Te prometerás con una mujer, y otro se la gozará; te edificarás una casa, y no la habitarás; te plantarás una viña, y no la vendimiarás. [31] Te matarán el buey ante tus ojos, y no lo probarás; te robarán el asno, y no te lo devolverán; entregarán tu rebaño al enemigo, y no habrá quien te salve. [32] Serán entregados tus hijos e hijas a un pueblo extranjero; tus ojos lo verán y se irán consumiendo por ellos, sin que puedas echarles una mano. [33] Un pueblo desconocido se comerá el fruto de tu suelo, tus fatigas; te verás explotado y aplastado del todo mientras vivas, [34] hasta volverte loco, por el espectáculo que han de contemplar tus ojos. [35] Que el Señor te hiera en las rodillas y en los muslos con úlceras que no puedas sanar, de la planta de los pies hasta la cabeza. [36] Que el Señor te haga marchar a ti y al rey que tú establezcas a una nación desconocida de ti y de tus padres; allí darás culto a dioses extranjeros de piedra y leño. [37] Serás el asombro, el refrán y la burla de todos los pueblos adonde te deporte el Señor, tu Dios. [38] Saldrás al campo cargado de semilla y cosecharás una miseria, porque te lo devorará la langosta. [39] Plantarás y cultivarás viñas, y no beberás ni almacenarás vino, porque te lo comerá el gusano. [40] Tendrás olivos en todos tus terrenos, y no te ungirás con aceite, porque se te caerán las olivas. [41] Engendrarás hijos e hijas, y no serán para ti, pues marcharán al cautiverio. [42] De tus árboles frutales y cosechas se apoderarán los insectos. [43] El extranjero que viva entre los tuyos se alzará sobre ti, cada vez más arriba, y tú caerás, cada vez más abajo; [44] él te prestará, y tú no le podrás prestar; él estará en el primer lugar y tú en el último. [45] Sobre ti irán viniendo todas estas maldiciones, te perseguirán y te darán alcance, hasta exterminarte, por no haber escuchado la voz del Señor, tu Dios, y haber desobedecido los preceptos y mandatos que él te mandó. [46] Y ellas serán signo y prodigio contra ti y tu descendencia para siempre. [47] Por no haber servido al Señor, tu Dios, con alegría y generosidad en tu abundancia, [48] servirás al enemigo que mande el Señor contra ti: en hambre y sed, desnudez y miseria total; él te pondrá en los hombros un yugo de hierro, hasta exterminarte. [49] El Señor alzará contra ti una nación lejana --se lanzará sobre ti como buitre desde los confines de la tierra--; una nación de lengua incomprensible, [50] nación cruel sin respeto para el anciano, sin piedad para el muchacho; [51] que devorará el fruto de tu ganado y el fruto de tu suelo, hasta exterminarte; que no dejará rastro de tu trigo, tu mosto y tu aceite, de las crías de tu ganado y del parto de tus ovejas, hasta destruirte; [52] que te sitiará en todas tus ciudades, hasta que se derrumben las altas y sólidas murallas en las que habías depositado la seguridad de toda tu tierra; te sitiará en todas tus ciudades, por toda la tierra que va a darte el Señor, tu Dios, [53] y te comerás el fruto de tu vientre, la carne de los hijos e hijas que te haya dado el Señor, tu Dios, en la angustia del asedio con que te estrechará tu enemigo. [54] El más refinado y exquisito mirará con envidia a su hermano, a la mujer que se acostaba en sus brazos y a los hijos que le queden, [55] por tener que repartir con otros la carne del hijo que se coma, al no haberle quedado ya nada, en la angustia del asedio con que te estreche tu enemigo, en todas tus ciudades; [56] la más refinada y exquisita contigo, la que jamás se aventuraba a posar la planta del pie sobre la tierra, de tanta finura y exquisitez, mirará con envidia al hombre que se acostaba en sus brazos, a su hijo y a su hija; [57] a la placenta que le sale entre las piernas y al hijo que acaba de parir, que querría comérselos a escondidas, al faltarle todo, en la angustia del asedio con que te estreche tu enemigo, en todas tus ciudades.[58] Si no pones por obra todos los artículos de esta ley, escritos en este código, temiendo este nombre glorioso y terrible, el Señor, tu Dios, [59] el Señor os producirá a ti y a tus descendientes heridas impresionantes, heridas tremendas y enconadas, enfermedades malignas y crónicas; [60] él volverá contra ti las epidemias egipcias que te horrorizan y te las pegará, [61] y todas las enfermedades y heridas que no aparecen en el código de esta ley también las lanzará contra ti, hasta exterminarte. [62] Pocos seréis los que quedéis, después de haber sido numerosos como las estrellas del cielo, por no haber escuchado la voz del Señor, tu Dios. [63] Como gozó el Señor haciéndoos el bien, haciéndoos crecer, igual ha de gozar destruyéndoos y exterminándoos; seréis arrancados de la tierra adonde vas a entrar para tomarla en posesión, [64] y el Señor os dispersará entre todos los pueblos, de un extremo a otro de la tierra, y allí darás culto a dioses extranjeros, desconocidos de ti y de tus padres, piedra y leño; [65] no descansarás jamás en esos pueblos, no reposará nunca la planta de tu pie; el Señor te volverá allí asustadizo, ciego y cobarde; [66] vivirás pendiente de un hilo, temblarás día y noche, no vivirás jamás seguro; [67] por la mañana dirás: Ojalá anocheciese, y por la tarde: Ojalá amaneciese, por el pavor que estremecerá tu corazón, por el espectáculo que verán tus ojos. [68] El Señor te hará volver en barcos a Egipto, por ese camino del que yo te dije: No lo volverás a ver, y allí seréis puestos en venta como esclavos y esclavas a vuestros enemigos, y no habrá comprador. [69] Términos de la alianza que el Señor mandó a Moisés concluir con los israelitas en Moab, aparte de la alianza que había concluido con ellos en el monte Horeb.
Deuteronomio capítulo 29
[1] Moisés convocó a todo Israel y les dijo: ---Vosotros sois testigos de todo lo que el Señor hizo en Egipto contra el faraón, sus ministros y todo su país: [2] aquellas grandes pruebas que vieron vuestros ojos, aquellos grandes signos y prodigios; [3] pero el Señor no os ha dado inteligencia para entender, ni ojos para ver, ni oídos para escuchar hasta hoy: [4] Yo os he hecho caminar cuarenta años por el desierto: no se os gastaron los vestidos que llevabais ni se os gastaron las sandalias de los pies; [5] no comisteis pan ni bebisteis vino ni licor; para que reconozcáis que yo, el Señor, soy vuestro Dios. [6] Al llegar a este lugar, Sijón, rey de Jesbón, y Og, rey de Basán, nos salieron al encuentro en son de guerra; los vencimos, [7] conquistamos sus territorios y se los dimos en heredad a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés. [8] Por eso guardaréis los términos de esta alianza y los cumpliréis, y así prosperaréis en todas vuestras obras. [9] Vosotros os habéis colocado hoy en presencia del Señor, vuestro Dios --vuestros jefes de tribu, concejales y magistrados y todos los hombres de Israel; [10] vuestros niños y mujeres y los inmigrantes que están en el campamento: tus aguadores y leñadores--[11] para entrar en alianza con el Señor, tu Dios, y aceptar el pacto que el Señor, tu Dios, concluye contigo hoy; [12] en virtud de él, te constituye hoy pueblo suyo, y él será tu Dios, como te dijo y como había jurado a tus padres, a Abrahán, Isaac y Jacob. [13] No sólo con vosotros concluyo esta alianza y este pacto; [14] lo concluyo con el que está hoy aquí con nosotros, en presencia del Señor, y con el que hoy no está aquí con nosotros. [15] Vosotros sabéis que habitamos en Egipto y que cruzamos por medio de todos aquellos pueblos, [16] visteis sus ídolos monstruosos, de piedra y leño, de plata y oro. [17] Que no haya nadie entre vosotros, hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy del Señor, vuestro Dios, yendo a dar culto a los dioses de estos pueblos; que no arraiguen en vosotros plantas amargas y venenosas, [18] alguien que al escuchar los términos de este pacto se felicite diciendo por dentro: Tendré paz aunque siga en mi obstinación; pues se acabarán secano y regadío, [19] porque el Señor no está dispuesto a perdonarlo; su ira y su celo echarán humo contra ese hombre, se asentará sobre él la maldición de este código, y el Señor borrará su nombre bajo el cielo;[20] el Señor lo apartará, para su perdición, de todas las tribus de Israel, según las maldiciones que sancionan la alianza, escritas en este código. [21] Las generaciones venideras, los hijos que os sucedan y los extranjeros que vengan de lejanas tierras, cuando vean las plagas de esta tierra, las enfermedades con que la castigará el Señor [22] --azufre y sal, tierra calcinada, donde no se siembra, ni brota, ni crece la hierba, catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, Adamá y Seboín, arrasadas por la ira y la cólera del Señor--, [23] todos esos pueblos se preguntarán: ¿Por qué trató el Señor así a esta tierra? ¿Qué significa esta cólera terrible? [24] Y les responderán: Porque abandonaron la alianza del Señor, Dios de sus padres, el pacto que hizo con ellos al sacarlos de Egipto, [25] porque fueron a dar culto a dioses extranjeros, postrándose ante ellos --dioses que no conocían, dioses que no les había asignado--; [26] por eso la ira del Señor se encendió contra esta tierra, haciendo recaer sobre ella todas las maldiciones escritas en este código; [27] por eso el Señor los arrancó de su suelo, con ira, furor e indignación, y los arrojó a una tierra extraña, como sucede hoy. [28] Lo oculto es del Señor, nuestro Dios; lo revelado es nuestro y de nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todos los artículos de esta ley.
Deuteronomio capítulo 30
[1] Cuando se cumplan en ti todas estas palabras --la bendición y la maldición que te he propuesto-- y las medites, viviendo entre los pueblos adonde te expulsará el Señor, tu Dios, [2] te convertirás al Señor, tu Dios; escucharás su voz, lo que yo te mando hoy, con todo el corazón y con toda el alma, tú y tus hijos. [3] El Señor, tu Dios, cambiará tu suerte compadecido de ti; el Señor, tu Dios, volverá y te reunirá sacándote de todos los pueblos por donde te dispersó; [4] aunque tus dispersos se encuentren en los confines del cielo, el Señor, tu Dios, te reunirá, te recogerá allí; el Señor, tu Dios, [5] te traerá a la tierra que habían poseído tus padres y tomarás posesión de ella; te hará el bien y te hará crecer más que tus padres; [6] el Señor, tu Dios, circuncidará tu corazón y el de tus descendientes para que ames al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma, y así vivas. [7] El Señor, tu Dios, mandará estas maldiciones contra tus enemigos, los que te habían perseguido con saña, [8] y tú te convertirás, escucharás la voz del Señor, tu Dios, y cumplirás todos los preceptos suyos que yo te mando hoy. [9] El Señor, tu Dios, hará prosperar tus empresas, el fruto de tu vientre, el fruto de tu ganado y el fruto de tu tierra, porque el Señor, tu Dios, volverá a alegrarse contigo de tu prosperidad, como se alegraba con tus padres; [10] si escuchas la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; si te conviertes al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma, [11] porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda ni inalcanzable; [12] no está en el cielo, no vale decir: ¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará para que lo cumplamos?; [13] ni está más allá del mar, no vale decir: ¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará para que lo cumplamos?[14] El mandamiento está a tu alcance: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo. [15] Mira: hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal. [16] Si obedeces los mandatos del Señor, tu Dios, que yo te promulgo hoy, amando al Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, guardando sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y crecerás; el Señor tu Dios, te bendecirá en la tierra adonde vas a entrar para conquistarla. [17] Pero si tu corazón se aparta y no obedeces, si te dejas arrastrar y te prosternas dando culto a dioses extranjeros, [18] yo te anuncio hoy que morirás sin remedio, que después de pasar el Jordán y de entrar en la tierra para tomarla en posesión, no vivirás muchos años en ella. [19] Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra; te pongo delante bendición y maldición. Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, [20] amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, uniéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que había prometido dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob.
Deuteronomio capítulo 31
[1] Cuando Moisés terminó de decir estas palabras a los israelitas, [2] añadió: ---He cumplido ya ciento veinte años, y me encuentro impedido; además, el Señor me ha dicho: No pasarás ese Jordán. [3] El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. Él destruirá delante de ti esos pueblos, para que te apoderes de ellos. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor. [4] El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og y como a sus tierras, que arrasó. [5] Cuando el Señor os los entregue, haréis con ellos lo que yo os he ordenado. [6] ¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, que el Señor, tu Dios, avanza a tu lado, no te dejará ni te abandonará. [7] Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: ---Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, prometió dar a tus padres, y tú les repartirás la heredad. [8] El Señor avanzará ante ti. Él estará contigo, no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes. [9] Moisés escribió esta ley y la consignó a los sacerdotes levitas, que llevan el arca de la alianza del Señor, y a todos los concejales de Israel, [10] y les mandó: ---Cada siete años, el año de la remisión, durante la fiesta de las Chozas, [11] cuando todo Israel acuda a presentarse ante el Señor, tu Dios, en el lugar que él elija, se proclamará esta ley frente a todo el pueblo. [12] Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al inmigrante que viva en tu vecindad, para que oigan y aprendan a respetar al Señor, vuestro Dios, y pongan por obra todos los artículos de esta ley, mientras os dure la vida en la tierra que vais a tomar en posesión cruzando el Jordán. [13] Hasta tus hijos, aunque no tengan uso de razón, han de escuchar la ley, para que vayan aprendiendo a respetar al Señor, vuestro Dios. [14] El Señor dijo a Moisés: ---Está cerca el día de tu muerte. Llama a Josué, presentaos en la tienda del encuentro, y yo le daré mis órdenes. Moisés y Josué fueron a presentarse a la tienda del encuentro. [15] El Señor se les apareció en la tienda en una columna de nubes, que fue a colocarse a la entrada de la tienda. [16] El Señor dijo a Moisés: ---Mira, vas a descansar con tus padres, y el pueblo se va a prostituir con los dioses extraños de la tierra adonde va. Me abandonará y quebrantará la alianza que he cumplido con ellos. [17] Ese día mi furor se encenderá contra ellos: lo abandonaré y me esconderé de él, se lo comerán y le ocurrirán innumerables desgracias y sufrimientos. Entonces dirá: Es que mi Dios no está conmigo; por eso me ocurren estas desgracias. [18] Y yo, ese día, me esconderé todavía más, por la maldad que comete volviéndose a dioses extranjeros. [19] Y ahora, escribid este cántico, enseñádselo a los israelitas, haced que lo reciten, porque este cántico va a ser mi testigo de cargo contra los israelitas. [20] Cuando haya llevado a este pueblo a la tierra que prometí a sus padres, una tierra que mana leche y miel, comerá hasta hartarse, engordará y se volverá a dioses extranjeros para darles culto; me despreciará y quebrantará mi alianza. [21] Entonces, cuando le ocurran innumerables desgracias y sufrimientos, este cántico dará testimonio contra él, ¡que no lo olvide la posteridad!, porque conozco los malos instintos que ya hoy alimenta antes de haberlo introducido en la tierra prometida. [22] Aquel día Moisés escribió este cántico y se lo hizo aprender a los israelitas. [23] El Señor ordenó a Josué: ---Sé fuerte y valiente, que tú has de introducir a los israelitas en la tierra que he prometido. Yo estaré contigo. [24] Cuando Moisés terminó de escribir en el documento los artículos de esta ley hasta el final, [25] mandó a los levitas que llevaban el arca de la alianza del Señor: [26] ---Tomad este código de la ley, depositadlo junto al arca de la alianza del Señor, vuestro Dios, y que quede allí como testigo contra ti. [27] Yo conozco tu rebeldía y tu terquedad; si estando yo a vuestro lado os rebelabais contra el Señor, ¿qué será cuando haya muerto? [28] Congregadme a todos los concejales de las tribus y a los magistrados; quiero recitar en su presencia estas palabras y citar contra ellos como testigos al cielo y la tierra, [29] porque sé que cuando yo muera os pervertiréis y os apartaréis del camino que os tengo señalado. Al cabo de los años, si hacéis lo que el Señor reprueba irritándolo con vuestras obras, os alcanzará la desgracia. [30] Entonces Moisés recitó hasta el final este cántico en presencia de toda la asamblea de Israel:
Deuteronomio capítulo 32
[1] Escuchad, cielos, y hablaré; oye, tierra, los dichos de mi boca; [2] descienda como lluvia mi doctrina, caiga como rocío mi palabra; como llovizna sobre la hierba, como sirimiri sobre el césped; [3] voy a proclamar el Nombre del Señor: reconoced la grandeza de nuestro Dios. [4] Él es la Roca, sus obras son perfectas, sus caminos son justos; es un Dios fiel, sin maldad, es justo y recto. [5] Hijos degenerados, se portaron mal con él, generación malvada y pervertida. [6] ¿Así le pagas al Señor, pueblo necio e insensato? ¿No es él tu padre y tu creador, el que te hizo y te constituyó? [7] Acuérdate de los días remotos, considera las épocas pasadas, pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán: [8] Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad, y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos de Dios, [9] la porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su heredad. [10] Lo encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos; lo rodeó cuidando de él, lo guardó como a la niña de sus ojos. [11] Como el águila incita a su nidada revoloteando sobre los polluelos, así extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre sus plumas. [12] El Señor solo los condujo, no hubo dioses extraños con él. [13] Los puso a caballo de sus montañas, y los alimentó con las cosechas de sus campos; los crió con miel silvestre, con aceite de rocas de pedernal; [14] con requesón de vaca y leche de ovejas, con grasa de corderos y carneros, ganado de Basán y cabritos, con la flor de la harina de trigo, y por bebida, con la sangre fermentada de la uva. [15] Comió Jacob hasta saciarse, engordó mi Cariño, y tiró coces --estabas gordo, cebado y corpulento-- y rechazó a Dios, su creador; deshonró a su Roca salvadora. [16] Le dieron celos con dioses extraños, lo irritaron con sus abominaciones, [17] ofrecieron víctimas a demonios que no son dios, a dioses desconocidos, nuevos, importados de cerca, que no veneraban vuestros padres. [18] ¡Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz! [19] Lo vio el Señor, e irritado rechazó a sus hijos e hijas, [20] pensando: Les esconderé mi rostro, y veré en qué acaban, porque son una generación depravada, unos hijos desleales; [21] ellos me han dado celos con un dios ilusorio, me han irritado con ídolos vacíos; pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio, los irritaré con una nación fatua. [22] Está ardiendo el fuego de mi ira y abrasará hasta el fondo del abismo, consumirá la tierra y sus cosechas y quemará los cimientos de los montes. [23] Reclutaré desastres contra ellos, agotaré en ellos mis flechas; [24] andarán macilentos por el hambre, consumidos de fiebres y epidemias malignas; les enviaré dientes de las fieras y veneno de serpientes que se arrastran; [25] en las calles, la espada se llevará a los hijos; en las casas, el espanto, a los jóvenes con las doncellas, a los niños de pecho con los ancianos. [26] Yo pensaba: Voy a dispersarlos y a borrar su memoria entre los hombres. [27] Pero no; que temo la jactancia del enemigo y la mala interpretación del adversario, que dirían: Nuestra mano ha vencido, no es el Señor quien lo ha hecho. [28] Porque son una nación que ha perdido el juicio y carece de inteligencia. [29] Si fueran sensatos, lo entenderían, comprenderían su destino. [30] ¿Cómo es que uno persigue a mil y dos ponen en fuga a diez mil? ¿No es porque su Roca los ha vendido, porque el Señor los ha entregado? [31] Porque su roca no es como nuestra Roca; nuestros mismos enemigos pueden juzgarlo. [32] Son cepas de las viñas de Sodoma, de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas y sus racimos son amargos; [33] su vino es ponzoña de monstruos y veneno mortal de víboras. [34] ¿No tengo todo esto recogido y sellado en mis archivos? [35] Mía será la venganza y el desquite en la hora en que tropiecen sus pies, pues el día de su perdición se acerca y su suerte se apresura [36] --porque el Señor defenderá a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos--. Cuando vea que sus manos flaquean, que se consumen amos y criados, [37] dirá: ¿Dónde están sus dioses o la roca donde se refugiaban? [38] ¿No comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones? Que se levanten para socorreros, que sean vuestro refugio. [39] Pero ahora mirad: yo soy yo, y no hay otro fuera de mí; yo doy la muerte y la vida, yo desgarro y yo sano, y no hay quien se libre de mi mano. [40] Levanto la mano al cielo y juro: Tan verdad como que vivo eternamente, [41] cuando afile el relámpago de mi espada y tome en mi mano la justicia, haré venganza del enemigo y daré su paga al adversario; [42] embriagaré mis flechas en sangre, mi espada devorará carne; sangre de muertos y cautivos, cabezas de jefes enemigos. [43] Naciones, aclamadlo con su pueblo, porque él venga la sangre de sus siervos, porque toma venganza del enemigo y perdona a su tierra y a su pueblo. [44] Moisés fue y recitó este canto entero en presencia del pueblo. Lo acompañaba Josué, hijo de Nun. [45] Y cuando terminó de decir todo esto a los israelitas, [46] añadió: ---Fijaos bien en todas las palabras que yo os he conminado hoy, y mandad a vuestros hijos que pongan por obra todos los artículos de esta ley. [47] Porque no son palabra vacía para vosotros, sino que por ella viviréis y prolongaréis la vida en la tierra que vais a tomar en posesión después de pasar el Jordán. [48] Aquel mismo día el Señor dijo a Moisés: [49] ---Sube al monte Abarín, monte Nebo, que está en Moab, mirando a Jericó, y contempla la tierra que voy a dar en propiedad a los israelitas. [50] Después morirás en el monte y te reunirás con los tuyos, lo mismo que tu hermano Aarón murió en Monte Hor y se reunió con los suyos. [51] Porque os portasteis mal conmigo en medio de los israelitas, en la Fuente de Meribá, en Cade
Deuteronomio capítulo 33
[1] Bendición que pronunció Moisés sobre los israelitas antes de morir: [2] El Señor viene del Sinaí amaneciendo desde Seír, radiante desde el Monte Farán, avanza desde Meribá de Cades. [3] Delante va el favorito de los pueblos, a su derecha van los guerreros, con la izquierda rige a sus santos; ellos se rinden a su paso y marchan a sus órdenes.[4] Moisés nos dio la ley en heredad para la asamblea de Israel. [5] Mi Cariño tuvo un rey, al reunirse los jefes del pueblo, al unirse las tribus de Israel. [6] ¡Viva Rubén y no muera, y sean innumerables sus hombres! [7] Para Judá: Escucha, Señor, la voz de Judá y tráelo a tu pueblo; sus manos lo defenderán si tú lo proteges de sus enemigos. [8] Para Leví: Para tus leales los tumim y urim. Los pusiste a prueba en Masá, los desafiaste en Meribá; [9] dijo a sus padres: No os hago caso; a sus hermanos: No os reconozco; a sus hijos: No os conozco. Cumplieron tus mandatos y guardaron tu alianza. [10] Enseñarán tus preceptos a Jacob y tu ley a Israel; ofrecerán incienso en tu presencia y holocaustos en tu altar. [11] Bendice, Señor, sus posesiones y acepta la obra de sus manos. Tunde los lomos a sus rivales, que sus enemigos no se levanten. [12] Para Benjamín: Favorito del Señor, habita tranquilo; el Altísimo cuida de él continuamente, y él habita entre sus hombros. [13] Para José: El Señor bendice su tierra con el don y rocío del cielo y con el océano acostado en lo hondo, [14] con las mejores cosechas del año y los mejores frutos del mes, [15] con las primicias de las viejas montañas y lo escogido de las duraderas colinas, [16] con lo mejor de la tierra y cuanto contiene y el favor del que habita en la zarza; bajen sobre la cabeza de José y coronen al escogido entre los hermanos. [17] Bello como primogénito de toro, con grandes cuernos de búfalo, con ellos embestirá a los pueblos y acosará a los confines de la tierra. Así son las miríadas de Efraín, así son los millares de Manasés. [18] Para Zabulón: A Zabulón le gusta salir; a Isacar, vivir en la tienda. [19] Invitarán a pueblos a la montaña a ofrecer sacrificios legítimos, porque explotan las riquezas marinas, los tesoros ocultos de las playas. [20] Para Gad: Bendito el que ensancha a Gad. Se acuesta como una leona y destroza brazos y cráneos. [21] Escogió para sí las primicias, el lote reservado al capitán. Cumplió la justicia del Señor y los compromisos con Israel. [22] Para Dan: Dan, cachorro de león, que salta ante la serpiente. [23] Para Neftalí: Neftalí se sacia de favores y se llena de bendiciones del Señor, posee el mar y su comarca. [24] Para Aser: Bendito entre todos Aser, el favorito de los hermanos, que baña los pies en aceite. [25] Con cerrojos de hierro y bronce, con tanta fuerza como años. [26] Nadie como Dios, mi Cariño, que cabalga por el cielo en tu auxilio, cabalga a lomos de las nubes. [27] El Dios antiguo te ofrece morada poniendo por debajo sus brazos eternos, expulsa ante ti al enemigo y ordena: Destruye. [28] Israel habita tranquilo y apartado vive Jacob, en tierra de grano y de mosto bajo un cielo que destila rocío. [29] ¡Felicidades, Israel! ¿Quién como tú? Pueblo salvado por el Señor, tu escudo protector y espada victoriosa. Tus enemigos te adularán y tú pisarás sus espaldas.
Deuteronomio capítulo 34
[1] Moisés subió de la estepa de Moab al Monte Nebo, a la cima del Fasga, que mira a Jericó, y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, [2] el territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés, el de Judá hasta el Mar Occidental; [3] el Negueb y la comarca del valle de Jericó --la ciudad de las palmeras-- hasta Soar, [4] y le dijo: ---Ésta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: Se la daré a tu descendencia. Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella. [5] Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en Moab, como había dicho el Señor. [6] Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet-Fegor, y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba.[7] Moisés murió a la edad de ciento veinte años: no había perdido vista ni había decaído su vigor. [8] Los israelitas lloraron a Moisés en la estepa de Moab treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés. [9] Josué, hijo de Nun, poseía grandes dotes de prudencia, porque Moisés le había impuesto las manos. Los israelitas le obedecieron e hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés. [10] Y no surgió ya en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; [11] ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el faraón, su corte y su país; [12] ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.



Números  -  La Biblia online  -  Josue